Que sólo una vez utilizó la camioneta Toyota Hilux para ir a visitar a un familiar enfermo en Villa Nueva, en Calingasta, junto a su hijo, pero que nunca la metió al río ni salió de travesía con los amigos, como le atribuyen. En la primera jornada del juicio en su contra, el comisario Gustavo Padilla, acusado de haber utilizado la movilidad para uso personal, cuando la autorización judicial era para que le diera fines laborales, optó ayer por declarar, cuando se podía abstener. La estrategia de la defensa, como el mismo acusado la insinuó, será tratar de demostrar que pudo haber una falta administrativa, pero no un delito, como se le imputa. De esa manera, busca zafar de un castigo en sede penal.

Padilla estaba a cargo del depósito judicial, donde van a parar camionetas, autos y motos que secuestra la Policía de San Juan en sus procedimientos. El caso resultó un escándalo, ya que sacó a la luz las maniobras irregulares en la custodia de las movilidades. Para dicha tarea, que incluye también el cuidado de otros elementos, como ropa o armas, la fuerza tiene dos predios. Uno en la exbodega Cavic y el otro en 9 de Julio, de 14 ha. Este último, donde van a parar las movilidades, era muy amplio y no tenía, según explicó Padilla en la audiencia, los elementos mínimos de seguridad, como cierre perimetral, iluminación y cámaras, y que necesitaba la camioneta para vigilancia y tratar de intimidar a los que querían saquear el lugar. Por eso, le pidió al exjuez Pablo Flores (ver aparte), que le entregara la Toyota en calidad de depositario judicial. Pero la acusación es que usó la movilidad para su uso personal y por eso le imputan los delitos de abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público, con un castigo que va de un mes a dos años de prisión. Incluso, en el caso de ser encontrado culpable, no irá a prisión, pero todavía tiene que afrontar otras dos causas penales, una por la sustracción de autopartes.

El juicio, que lleva adelante la jueza Mónica Lucero, del Tercero Correccional, tuvo su origen cuando, a fines del 2019, Padilla fue denunciado por sus superiores. En la primera audiencia se leyó la acusación y luego le dieron la oportunidad al comisario de declarar. "Teníamos problemas constantes de robos de autopartes y de motos, que a veces quedaban tiradas por las calles lindantes", dijo el exfuncionario policial, que está en trámite para ser exonerado de la fuerza, para justificar la necesidad de la camioneta. Incluso, dijo que a veces tenía que llevar agua potable, porque no había para el personal. Todo esto lo tenía que hacer, según dijo, sábados o domingos y a cualquier hora, porque incluso en la noche había saqueos de vehículos.

En la tramitación de la causa, algunos subordinados habían declarado criticando su accionar, pero él lo atribuyó a "roces laborales".

Sobre el uso de la camioneta, destacó que habían estado circulando fotos mientras paseaba por el campo con amigos. "Pero esa no es la camioneta", dijo el aún comisario, quien sólo reconoció que una sola vez la usó para un viaje particular para ir a visitar a un familiar enfermo en Calingasta.

Entre los testigos, la defensa, que llevan adelante los abogados Alejandro Miquelarena y Marcelo Navas, llevará a quien dice ser el propietario de la Toyota que aparece en las fotos.

Un dato que le preguntó la jueza Lucero fue sobre su relación con el exjuez Flores. Padilla dijo que le había pedido la camioneta, "pero no era mi amigo, yo no tenía influencia sobre ningún juez", sostuvo.

 

  • Las claves de la causa

 

Acusación

Gustavo Padilla está sospechado de haber usado para su uso personal, incluso en paseos al campo con amigos, una camioneta Toyota Hilux que le había entregado como depositario judicial el exjuez Pablo Flores. Sus superiores lo habían denunciado.

Defensa

El excomisario justificó la necesidad del vehículo en que tenía que viajar al predio de 9 de Julio a cualquier hora y cualquier día de la semana para disuadir los constantes saqueos y robos de autopartes porque en el lugar no había seguridad.

Un hecho

El exfuncionario reconoció que en sólo una oportunidad usó para un fin privado el vehículo. Fue para visitar a un pariente enfermo en Calingasta. Su defensa sostiene que no fue un ilícito sino una falta administrativa, en cuyo caso la sanción sería menor.

 

  • El exjuez Pablo Flores, en la mira

 

Si bien ayer comenzó el juicio contra el excomisario Padilla, la causa contra el exjuez Pablo Flores está demorada. El exmagistrado fue quien le entregó la camioneta, por lo que fue procesado bajo la imputación de incumplir con sus deberes de funcionario público, dado que la disposición de las movilidades es una facultad exclusiva de la Corte de Justicia, que puede cederlas sólo a favor de instituciones y no de personas determinadas, como en el caso del comisario. Sin embargo, el expediente de Flores viene retrasado, luego de que su abogado, Iván Román, apelara el procesamiento.

Con el cambio al sistema acusatorio, el caso pasó por la Unidad Conclusiva de Causas y recayó en la Sala II de la Cámara de Apelaciones, en donde el fiscal de Cámara, Daniel Galvani, rechazó el planteo del defensor. Así, los jueces Maximiliano Blejman, Silvina Rosso y Juan Bautista Bueno deben decidir si le hacen lugar o no al pedido.

Sobre Flores se había desencadenado un juicio de destitución, pero renunció para evitar tal proceso. Sin fueros, enfrentó la investigación judicial y fue procesado por el juez Alberto Caballero en febrero de este año. Si bien el expediente se vio retrasado por el Jury, ya acumula seis meses en instancia de apelación.

En su declaración de ayer, Padilla reconoció que fue a verlo a Flores al menos en dos oportunidades. La primera para pedirle un vehículo en custodia para poder usarlo como encargado del depósito judicial. Y la segunda para ver cómo iba el trámite. Finalmente, el exmagistrado le dio el vehículo en custodia. Ayer, Padilla, cuando prestó declaración en el juicio, dijo que "Flores no era mi amigo, yo no tenía ninguna influencia sobre él".