A los 60 años de edad, las canas y el paso del tiempo no les quitó la picardía que los caracteriza por más de tres décadas de rodaje en los escenarios. Midachi convocó a una multitud que ocupó todos los espacios disponibles del Estadio Aldo Cantoni con su espectáculo Kindon. El regreso a la acción cómica del trío santafesino provocó un aluvión de risas y carcajadas desde principio a fin. El contenido del show estuvo sostenido no sólo por los chistes, sketches y monólogos, fue importante también la puesta técnica y audiovisual para mantener un ritmo entretenido.

Un videoclip sirvió como excusa para arrancar marcando una síntesis de la historia del grupo, con sus espectáculos y giras. Una discusión ficticia cuando eran jóvenes sobre qué terminarían haciendo los tres a los 60 años dejó paso a la apertura con música latina y ritmo salsero. “¡Qué suenen los tambores!”, cantaban Miguel, Dady y Chino. La bienvenida del público fue calurosa y llena de aplausos por el esperado regreso.

Como preludio, Dady Brieva ofició un cuadro de stand up, donde relató las intimidades del regreso de los humoristas y la búsqueda en Panamá para que Miguel retome su poncho y su peluca.

De paso, relata el contraste generacional que le toca vivir actualmente con situaciones cotidianas de pareja y las relaciones sociales, nunca dejando su sentido del humor y su toque especial sin filtro en la manera de contarlo.

Seguido de ello, el telón digital se abrió para dar comienzo al mundo de “Midachi Kindon”. El Chino hace su entrada como “maestro de ceremonias” y Dady aparece como Drácula, mientras que Miguel, vestido de Mercedes Sosa, aparece con su habitual modo de romper la cuarta pared -y en complicidad con el público- las gastadas y gags entre ellos preguntándose “¿Para esto volvimos?”, generó mucha gracia.

El show tomó otro eje a partir de “El baile en el palacio”, parodiando al cuento infantil “La Cenicienta”, en el que a la fiesta de cumpleaños del príncipe, llegan numerosos personajes invitados, como Batman y Robin, Blanca Nieves, Marco Antonio Solis y muchos otros que sirvieron para complementar con imitaciones y chistes buena parte del cuadro. En otros pasajes, se destacaron clásicos como la Tota, el Bar Karaoke y Señorita Pochola, entre otros.

El show, en general, no dejó nada librado al azar. Las improvisaciones y los furcios fueron también recursos bien explotados por los cómicos. Y la platea, que no paró de reír, acompañó y disfrutó de ver una vez más al trío reunido y en un momento óptimo que, pese a la edad y las mañas, no está distanciado de sus mejores épocas de gloria.

 

FOTOS MARIANO ARIAS.