Unidad. En las legislativas de 2017, el frente Cambiemos reunió a las fuerzas políticas de fuerte peso, aunque no pudo evitar el envión de los candidatos de Uñac. Por primera vez, el grueso de la oposición se encamina a ir unida para un comicio gubernamental.

 

Desde que el peronismo tomó las riendas de San Juan, allá por 2003, el grueso de la oposición camina a conformar una sociedad amplia, compacta y unificada por primera vez de cara a las elecciones gubernamentales 2019, que registra el antecedente de las legislativas del año pasado. Pero dicha alianza adolece por ahora de una figura líder. La ausencia no es menor, dado que los tiempos electorales apremian porque es un hecho que Sergio Uñac despegará los comicios provinciales de los nacionales y los adelantará al primer semestre. La carencia de un conductor que fije los lineamientos provoca, por ejemplo, que no haya diálogo entre los actores que deben trabajar en los departamentos y, por lo tanto, haya movimientos descoordinados. Con el senador Roberto Basualdo autoexcluido y el diputado nacional Eduardo Cáceres con pocas chances de competir con fuerza para el sillón de Sarmiento, el que viene sonando es el santaluceño Marcelo Orrego, a la postre, el mejor candidato. Pero viene demorando su decisión, al punto de que hay voces que dicen que no encabezará el frente.

La maquinaria local de Cambiemos enfila a tener entre sus socios al basualdismo, el Pro, la UCR, la Cruzada Renovadora, Dignidad Ciudadana, Actuar y el bloquismo disidente, entre los principales. Desde los comicios gubernamentales 2007, algunas de estas fuerzas políticas se aliaron, aunque luego se despegaron, y otras jugaron en soledad. Escenario que siempre benefició al oficialismo dado que dividieron votos. Un bloque opositor compacto se dio en la legislativa 2017, con esos miembros, y camina a repetirse en 2019 por primera vez en una elección clave, en la que está en juego la Gobernación, las Intendencias y los cargos de diputados y concejales.

Pero tal unidad no garantiza el camino del éxito o una lucha palmo a palmo. En primer lugar, enfrente está un peso pesado como Uñac, cuya imagen personal y de gestión se encuentra en niveles elevados de aceptación por lo que va rumbo a una reelección. No sólo eso sino que el PJ y sus aliados controlan 14 de los 19 departamentos. El liderazgo, como siempre sucede en el PJ, se dio de naturalmente al ganar en 2015 y ya está institucionalizado.

En Cambiemos o cada uno de sus integrantes por separado vienen perdiendo los comicios, por lo que la conducción debería surgir del consenso. En cambio, se excusan que aún no hay fecha de elecciones confirmadas, que la gente no quiere saber nada de candidaturas y que no quieren adelantar estrategias, aunque los plazos se acortan para ganar terreno en toda la provincia. Sin Basualdo, quien ha peleado la Gobernación en cinco ocasiones y cuyo espacio ha posicionado a otros referentes, todo apunta a Orrego, pero este dilata definiciones. Así, ante la carencia de un líder, en la oposición critican que este año haya habido tan solo una reunión política de la mesa de representantes, en la que estuvo el senador, pero no el intendente de Santa Lucía. Por eso sale a la luz el cuestionamiento de que falta un diálogo, que derrame hacia abajo, a los departamentos, para encarar trabajos de campaña. Si bien está la iniciativa de que cada figura municipal esté al lado de la gente, se va por grupos separados, lo que genera descoordinaciones. Y también critican que cuando alfiles nacionales, como el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, visitan la provincia, no tienen contacto con los referentes ni las bases. Ahí, señalan, que se hace notar la falta de un líder que articule el trabajo político.

La estrategia del frente opositor es un desafío, ya que cuando se adelanten las elecciones, la campaña se desarrollará en medio de eventos y celebraciones encaradas por el oficialismo, como la Vuelta Ciclística a San Juan y la Fiesta Nacional del Sol, en enero y febrero respectivamente. En el macrismo local inclusive reconocieron que sería conveniente que los comicios locales estuvieran pegados con los nacionales, dado que pronostican, si no le escapan otra vez, que para agosto y octubre habrá una recuperación tras la recesión económica, lo que mejoraría la imagen del Presidente y sus seguidores. No fue casual que Orrego, ante el adelantamiento de las elecciones, planteara el cambio de nombre del frente, para concentrarse en San Juan. Ese fue el argumento en un atisbo de calzarse el traje de líder, que a la vez reflejó un intento de despegue de la imagen de Macri, quien está hoy atravesando su peor etapa de gestión.