Desolación. En la casa donde vive la chica, junto a varios familiares, en un barrio de Rivadavia, se ve poco movimiento de gente tras la decisión de dar en adopción a su hijo.

 

El caso de la joven madre que fue a Tribunales para entregar a su hijo de 2 años en adopción sigue conmocionado a la comunidad. En esta oportunidad fueron los vecinos de la chica de 20 años, cuyo nombre tiene las iniciales C.F., los que se emocionaron hasta las lágrimas cuando se enteraron de la noticia. No justificaron su decisión, pero dijeron que ella es una víctima más por la dura vida que le tocó atravesar. Desde la Dirección de Niñez dijeron que el caso sigue en investigación y que el menor aún continúa en una residencia estatal. La identidad de ambos se mantiene en resguardo por cuestiones legales y de seguridad.

A través de la reja se puede ver un triciclo abandonado en medio del patio. Es el que el pequeño hijo de la joven usaba a diario para divertirse. En esa casa de un barrio de Rivadavia viven varias personas, pero parece deshabitada por el silencio que reina en su interior. Tras varios toques de timbre, que está junto al cartel que dice “Aquí no sobran niños”, apareció una mujer. Era la tía de la chica que se negó a hacer declaraciones. Sólo dijo, con la voz entrecortada y para dar por finalizada la charla, “toda la familia está conmocionada con lo ocurrido, pero es algo que nosotros nos podemos resolver”.

Fueron los vecinos quienes se encargaron de reconstruir la historia de vida de C. F., a la que describieron como “una pobre chica” que sufrió el desprecio desde que nació.

La mujer se tapó la boca en señal de sorpresa y no pudo contener las lágrimas. “Leía la nota en el diario, pero nunca imaginé que se trataba de ella”, dijo esta vecina que quiso mantener el anonimato.

Contó que su vecina es segunda hija y la menor de una pareja que se casó muy joven, con apenas 17 y 18 años. Dijo que la chica nació con un retraso mental que fue el “karma” de su vida. “La madre siempre la rechazaba y no le prestaba atención porque tenía esta discapacidad. La niña creció cuidada más por los vecinos que por su madre. Andaba por la calle solita, sucia y paspada porque no le cambiaban ni los pañales. Y varias veces fuimos los vecinos los que la llevamos al médico cuando estaba enferma”, sostuvo la mujer.

Otra de las vecinas contó que C. F. ni siquiera terminó la escuela primaria y que “muy jovencita” se quedó embaraza de una nena que actualmente vive con su padre biológico. “No sé qué problemas hubo, pero él decidió irse de la casa y se llevó a la nena con él. Al tiempo, C. F. tuvo al pequeño que ahora quiere dar en adopción. Al padre del nene no se lo ve por aquí, por suerte un tío político de su mamá que también vive en la misma casa junto a su esposa e hija, juega con él y lo cuida como si fuera su hijo”, dijo la mujer.

Los vecinos también contaron que nunca vieron a la joven maltratar o descuidar a su hijo, aunque fueron pocas veces que la vieron jugar con él. Además agregaron que en esa casa también viven los abuelos maternos de la joven que son como los demás familiares que conviven allí: tranquilos, respetuosos, educados y poco sociables.

Desde la Dirección de Niñez dijeron que el caso sigue en evaluación para determinar las causas por las que esta joven madre quiera dar en adopción a su hijo. Ya descartaron que sea por razones económicas.

Hasta tanto se resuelva la situación, el nene permanecerá en una residencia estatal para preservar su integridad.

Según las primeras evaluaciones, el menor se encuentra en buen estado de salud y bien cuidado.