"Si podemos caminar juntos, uno al lado de otro y sin ningún tipo de rencor, ¿por qué no podemos convivir de la misma manera? Los argentinos necesitamos paz y recuperar la hermandad", dijo Viviana Guzmán, que decidió peregrinar junto a María para pedirle paz en el país. Como ella, fueron muchos los fieles que también le hicieron este pedido a la Virgen durante la tradicional procesión en honor a la Inmaculada Concepción que se realizó ayer, desde las 5 de la mañana, por las calles de Capital. Unos 4.000 devotos participaron de la peregrinación donde además pidieron por unión y trabajo.
Como hace varios años, María Balmaceda participó de la procesión de la Inmaculada Concepción junto a un grupo de amigas y, además de agradecer por "todas las bendiciones recibidas", le pidió a la Virgen unión para el pueblo. "No recuerdo una época en la que los argentinos hayamos estado tan divididos e intolerantes. Y esa desunión nos hace muy mal porque aleja la posibilidad de que crezcamos como un pueblo responsable y pujante. Es por eso que le voy a pedir a la Virgen que nos bendiga concediéndonos la paz y la unión", dijo la mujer que fue una de las primeras en llegar hasta San Luis y Tucumán, desde donde partió la procesión antes del amanecer.
José Román, de 65 años, participa todos los años de la procesión por la Inmaculada Concepción y, la mayoría de las veces, para agradecerle a la Virgen por tener salud y una hermosa familia. Pero, en esta ocasión lo hizo para pedirle a la Virgen trabajo para todos. "Es muy triste ver a vecinos que llevaban mucho tiempo en una empresa y que los echaron. Por eso quiero pedirle hoy a la virgencita que bendiga a todo el pueblo con trabajo, que es la única herramienta para crecer en todos los aspectos", dijo el peregrino.
Pero no sólo los devotos pidieron paz a María, los sacerdotes también lo hicieron. Antes de que arrancara la procesión, uno de los sacerdotes presentes le pidió al Espíritu Santo que descendiera y sembrara paz en todos los corazones. Lo mismo ocurrió en la previa de la misa en la Parroquia Inmaculada Concepción, donde otro sacerdote pidió bendiciones para todo el pueblo, especialmente paz y unión.
La procesión arrancó a las 5 en punto con miles de fieles marianos que llegaron hasta de zonas alejadas para caminar junto a María. Pero con el avance del recorrido se amplió bastante la cantidad de peregrinos. Es que muchos no participaron de la peregrinación desde su inicio en calles San Luis y Tucumán, sino que se fueron incorporando al contingente a lo largo del recorrido.
Los cantos y el entusiasmo fueron características destacadas durante la caminata que duró una hora aproximadamente y que culminó en la Parroquia Inmaculada Concepción donde había otro centenar de personas que no participaron de la procesión, pero que sí estuvieron durante la celebración de la misa que ofició Orlando Rugieri, invitado al evento.
Son amigas de la infancia y todas pidieron paz
Susana Balmaceda y su hermana María, junto a tres amigas de la infancia, participaron de la procesión y, esta vez no sólo para agradecerle a la Virgen las bendiciones recibidas hasta ahora, sino para rezarle una oración y pedir por la paz de los argentinos y de toda Latinoamérica. "Vemos la situación en Chile y en Venezuela y no queremos que eso le pase a nuestro país o provincia. Queremos lograr vivir en paz", dijo la mujer.
En familia y por la salud de uno de sus hijos
Desde hace 7 años, los García participan sucesivamente en la procesión por la Inmaculada Concepción. Fue tras el nacimiento del hijo que estuvo bastante tiempo internado por tragar líquido amniótico. Recibió el alta un 8 de diciembre, justo el día de la Virgen. "Eso fue como una señal divina para nosotros. Por eso hicimos la promesa de participar todos los años en esta procesión donde también pedimos trabajo para todos", dijo la mamá.
Por el milagro de ser padres, cada año peregrinan
Gustavo Vedia y su esposa, esperan con ansias cada 8 de diciembre para peregrinar junto a la Virgen y poder agradecerle el milagro recibido. "Por años intentamos ser padres, pero los tratamientos de fertilización no daban resultados. Pero, dice que por "un milagro", su mujer quedó embarazada y se convirtieron en padres. "Esto realmente fue un milagro por eso prometimos participar en todas las procesiones y pedir por la paz", dijo.
Devotos marianos por la salud de su beba prematura
Víctor Alba y su esposa tienen tres hijos. La menor nació con 28 semanas de gestación y muy bajo peso. El pronóstico de los médicos no era muy alentador, pero la beba ya cumplió un año y está superando el problema de las convulsiones. Es por eso que la bautizaron María Victoria. "Todos los años peregrinamos para darle gracias a la Virgen y repartir estampitas con su imagen para agradecerle las bendiciones", dijo la mamá.
Algunos momentos