Habían partido a última hora de aquel 8 de noviembre de 2018, con los ánimos en alto. Y con razón: era su viaje de fin de curso y pasarían el fin de semana en la Villa Carlos Paz, Córdoba. Aquellas 35 alumnas de entre 11 y 12 años del Colegio Nuestra Señora del Tránsito, volverían a sus casas el 12 de aquel mes, por la noche, pero el viaje se anticipó un día por un escándalo, ya que varias de esas menores dijeron haber visto los genitales del fotógrafo que las acompañaba, algunas en el baño del micro mientras orinaba; otras luego, paseándose como si nada hasta mitad de pasillo, con los pantalones y su ropa interior bajos.

Cuando los padres supieron de esas incómodas escenas percibidas por sus hijas, se pusieron como locos y pidieron a gritos explicaciones en el colegio y también en la empresa Bacur. Y denunciaron.

Los responsables del contingente también quisieron denunciar en Córdoba, pero aseguraron que allí no se lo permitieron.

Cuando la investigación se inició en San Juan, al menos 6 de esas alumnas del último año del colegio, aseguraron haberle visto los genitales al fotógrafo Pablo Santiago Golpe (37 años, mendocino). Y reiteraron que algunas lo vieron en el baño y otras hasta la mitad del pasillo del colectivo, no más adelante pues en ese sector viajaban personas que podían comprometerlo: tres docentes, una monja, el coordinador del contingente, un representante de la empresa que contrataron los padres para el viaje, los choferes.

La versión de esas niñas con el sistema de Cámara Gesell y la evaluación de su relato por parte de psicólogos que lo calificaron de creíble, terminaron por complicar a Golpe, que durante la investigación se abstuvo de declarar.

Ayer, el acusado confesó haber cometido el delito de exhibiciones obscenas agravadas por ser perpetrado a la vista de menores de 13 años. Y ante el juez Martín Heredia Zaldo y su secretaria Carina García (Sala I, Cámara Penal), ratificó la firma del acuerdo de juicio abreviado celebrado con la fiscal Marcela Torres a través de su abogado defensor Enzo Penizotto.

En ese pacto, el imputado se mostró de acuerdo también en recibir 2 años de prisión en suspenso, es decir sin encierro.

Esa condena o una menor (no una mayor, lo prohibe la ley) podría darle el juez si acepta esa salida para el escandaloso caso.