La historia adversa sigue. Cuatro partidos, dos puntos, dos derrotas, dos goles apenas, cinco contra. Estos son los números que marcan el pobre y preocupante presente de Sportivo Peñarol que volvió a desperdiciar una gran oportunidad como local, empatando sin goles con Ciudad Bolívar en el marco de la cuarta fecha de las Zona B. El punto no suma demasiado por las urgencias que gobiernan el ambiente Bohemio que aún no puede meterse en el juego, arrastrando las consecuencias del escandaloso proceso de pretemporada. Pero claro, a la hora del partido contra Bolívar, Peñarol terminó pagando el alto precio de su impotencia. Es que propuso desde el comienzo, con Leandro Barrera de titular tratando de darle otra potencia al juego ofensivo pero ese buen comienzo se fue diluyendo lentamente, hasta hacer del Bohemio un equipo previsible, defendible. Lo leyó así Ciudad Bolívar y se acomodó para dejarle todo el peso del partido a las limitaciones de Peñarol. Así, no pasó demasiados sobresaltos para cerrar la primera etapa con el objetivo de neutralizar las ambiciones sanjuaninas.
En el complemento, Peñarol volvió a insistir en el protagonismo. Presionó, tuvo más la pelota pero fue perdiendo claridad de tres cuartos para adelante, hasta terminar siendo un manojo de intenciones. El técnico sanjuanino empezó a probar con los cambios. Retocó el ataque, metió más gente con vocación ofensiva pero no pudo aún así desequilibrar el esquema de Bolívar. Y claro, con la ansiedad de ir al frente sin medir consecuencias, Peñarol pasó en el final del partido un par de sustos con Urquijo que casi convierte.