Que Irma Sánchez (73) no está en condiciones de enfrentar un juicio oral y público, por una incapacidad mental sobreviniente, de origen orgánico, y no puede comprender esa instancia del proceso penal, que la tiene en la mira desde la mañana del 8 de septiembre de 2016. Ese día, Sánchez manejó más de 2 km en contramano por la avenida de Circunvalación, en Capital, hasta que se topó de frente con una pareja de novios en moto y a la chica que conducía no le dejó ninguna chance. Esa joven se llamaba Leslie Arustizia (23) y murió al día siguiente.
El nuevo pedido de declaración de inimputabilidad de Sánchez, lo concretó el defensor oficial que ahora tiene la mujer, Carlos Reiloba, quien apoyó su argumento en un reciente informe de un neurólogo, dijeron fuentes judiciales.
El planteo se concretó en el Segundo Juzgado Correccional ante la jueza Carolina Parra, encargada de realizar el juicio oral y público por ese sonado caso.
Pero Reiloba considera que la jueza Parra no debe resolver si su defendida es o no inimputable y no debe intervenir más en el caso, porque ya emitió una opinión justamente por una prueba sobre el estado mental de su asistida.
Según las fuentes, cuando la investigación se clausuró y el caso fue elevado a juicio por la magistrada Mónica Lucero, su par Parra se opuso por entender que faltaba realizar una prueba, una punción lumbar para sacar muestras que permitieran saber si es o no cierto que Sánchez padece una neurosífilis.
Esa evidencia no se realizó y el caso quedó radicado en el Segundo Juzgado Correccional para hacer el juicio a Sánchez.
La enfermedad mental de la acusada siempre fue un punto polémico. Es clave para el futuro del caso.
La cuestión sobre la enfermedad mental de Sánchez es un punto fundamental que, sin embargo, siempre estuvo envuelto en una polémica. El médico psiquiatra del Poder Judicial, Héctor Del Giúdice, dijo que la mujer comprendió el hecho en el momento del accidente. Pero otro psiquiatra y una psicóloga (también peritos oficiales) aseguraron que no era así, y que padece una enfermedad mental que es progresiva e irreversible.
Ahora, la jueza Parra debe resolver si acepta o no el planteo de Reiloba, clave para saber también cómo cierra el caso.