En jaque. Para la Fiscalía y la Querella quedó probado que Mauricio Antonio Vega Flores mató al “Jalita” Díaz. La defensa argumentó que sólo se defendió.

 

Mauricio Antonio “Dereco” Vega Flores (28) era ajeno al pleito entre su primo Leonardo “Papichato” Flores y su vecino José Exequiel “Jalita” Díaz (23): el mediodía del 9 de enero de 2016, Díaz fue a comprarle marihuana a Flores, éste se negó a venderle porque no “era buen pagador” y ante la negativa, “Jalita” le manoteó un envoltorio y huyó en bicicleta. Entonces hubo bronca. Entonces el “Papichato” convocó a su hermano, parientes y amigos para “darle un tiro” a Díaz. Y la noche de aquel sábado salieron a vengarse. A eso de las 3 del 10 de enero, lo hallaron en un cumpleaños de 15 en el barrio La Estancia, Chimbas, y allí que el “Dereco” Vega Flores ajustó cuentas a pesar de que ni conocía a Díaz. Un certero balazo en el costado izquierdo del pecho con una pistola 11.25 le atravesó los dos pulmones y le hizo estallar la aorta a Díaz. Ocurrió en las afueras de la casa del cumpleaños, donde corrió a meterse el “Jalita”, pero allí se desplomó sin vuelta.

El juez escuchará hoy las últimas palabras del acusado y luego dará su veredicto.

Ayer, en los alegatos, la defensora oficial Mónica Sefair, que actúa como abogada de la madre de la víctima, pidió el máximo castigo para Vega Flores, 43 años y 4 meses de cárcel. “Se acreditó la premeditación, la alevosía… la pérdida de una vida por un manojo de pasto”, dijo Sefair.

El máximo que solicitó Sefair surgió de la escala que compuso el fiscal Gustavo Manini, cuando consideró que al detenido cabe imputarle el delito de homicidio calificado por el uso de un arma de fuego, y también la portación ilegal de un arma de guerra. Por eso pidió al juez Raúl José Iglesias (Sala I, Cámara Penal) que lo castigue con 24 años. Y que se ordene la captura del “Papichato” para ligarlo al caso y se pasen copias a la Justicia Federal para que lo investiguen por narco.

El defensor Ricardo Lorenzo Mira dijo que esa madrugada Díaz tenía un arma, que le apuntó a su cliente y que éste solo se defendió legítimamente. Pidió absolución o en todo caso el mínimo de la pena por exceso en legítima defensa. Hoy, el fallo.