Resulta sugestivo que a medida que nos acercamos a una instancia electoral como las PASO y que gran parte de la población se encuentra en pleno receso de invierno, organizaciones gremiales y piqueteras hayan comenzado a agitar el ambiente social con cortes de calles, protestas y ollas populares, como las realizadas en los últimos días en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires. Las protestas tuvieron esta vez un agravante. La mayoría de ellas fueron violentas y agraviantes contra el resto de la ciudadanía, y estuvieron protagonizadas por individuos encapuchados, provistos de palos y otros elementos contundentes, utilizados para intimidar a todos aquellos que encontraban a su paso.
Los cortes de las principales calles y avenidas de la ciudad Capital como también la ocupación de espacios públicos como plazas o explanadas, transgrediendo todas las normas que establecen la posibilidad de circular libremente por la vía pública, obstaculizaron el paso de automotores y peatones, que entre el jueves y viernes se movilizaron masivamente, al coincidir con los últimos días del receso de invierno.
Los piqueteros no tuvieron otro objetivo que generar el mayor caos posible, sin interesarles los derechos de las demás personas, ni el hecho de que entre la gente o los automovilistas hubieran quienes necesitaban, por distintas circunstancias, llegar a destino lo más urgente posible. Tampoco les interesó salvaguardar la imagen transmitida a la gran cantidad de niños y adolescentes que circunstancialmente circulaban por la ciudad y miraban con cara de asombro e incredulidad la forma de proceder de estos activistas, totalmente encapuchados y con una agresividad tal que generaban el miedo propio de enfrentarse a grupos que en esos momentos actuaban desaprensivamente.
Desde el Ministerio de Seguridad de la Nación se había dicho oportunamente que nunca más se iban a tolerar este tipo de atropellos, por lo que queda en duda cómo fue posible que en esta ocasión las columnas piqueteras hayan avanzado hasta el centro de la ciudad sin ningún tipo de obstáculos y concretaran manifestaciones como las ollas populares que instalaron en plena avenida 9 de Julio.
A partir de ahora habría que tomar los recaudos necesarios para evitar estos avasallamientos y tener muy en cuenta propuestas como la del diputado nacional por Cambiemos, Guillermo Castello, de quitar los planes sociales a aquellos beneficiarios que sean sorprendidos dentro de grupos de piqueteros. Una medida que puede resultar ejemplar a la hora de desalentar estas manifestaciones.