En un mercado automotor revuelto por un combo económico-sanitario, todo puede pasar. Un reflejo de la anormalidad es lo que sucede en el segmento de los autos usados. La escasez de modelos nuevos por las trabas a las importaciones y el cierre durante dos meses de las fábricas locales hace que los vehículos de segunda mano, con pocos años de antigüedad, se lleguen a cotizar hoy al mismo nivel de precios de los 0 km, especialmente en la media y alta gama.
Tradicionalmente, la brecha entre un valor de un auto nuevo y uno con dos o tres años de uso suele rondar entre 25% y 30%. Incluso, hubo épocas en que fue mayor. Sin embargo, la actualidad muestra lo contrario. “Hoy existen muchos modelos que están faltando en el mercado por distintos motivos lo que implica que se tenga que esperar su entrega cuatro meses o más. Eso hace que se altere la relación de precios y los usados ‘jóvenes’ son muy codiciados y llegan a alcanzar valores similares al del 0 km que no se consiguen. Esto se profundizará cuando la apertura del sector sea mayor tras la cuarentena. Esta una tendencia que se está viendo en las últimas semanas ” señaló a Ámbito Alejandro Lamas, secretario de la Cámara del Comercio Automotor.
La lista de modelos que muestran desabastecimiento es larga pero algunos de los principales representantes son los Toyota Hilux, SW4 y RAV 4; los Volkswagen Golf, Vento, Amarok y Tiguan; los Ford Ranger o Kuga, el Honda Civic, la Clase B de Mercedes-Benz y toda la gama de BMW. Estos son los más representativos de los faltantes en las concesionarias aunque no es excluyente.
Este fenómeno, que se vivió en otros momentos en los que la oferta es reducida, adquiere en esta oportunidad características inusuales porque se produce en un contexto inédito. Hoy confluyen los factores mencionados –como las trabas para importar con la parálisis fabril (la plantas todavía no lograron recuperar el ritmo de producción prepandemia) – con una brecha cambiaria récord, concesionarias semicerradas, el preludio de una crisis económica de gran envergadura, inflación reprimida e incertidumbre política. “Nadie puede saber lo que puede suceder los próximos meses” recalcó Lamas. Ante tantas variables, son pocos los que se animan a esperar un 0 km que no se sabe cuándo puede llegar ni a qué precio. Más si se tiene en cuenta que el beneficio de la brecha cambiaria no va a ser eterno.
Otro dato a tener en cuenta es que la cuarentena golpeará económicamente a mucha gente y el poder adquisitivo de quienes tienen ingresos está en picada. Este análisis vale también para las gamas más accesibles.
El costo de sacar un 0 km de una concesionaria y el mantenimiento en cuento patente y seguro hace recapacitar a muchos compradores de embarcarse en esa aventura. Un usado relativamente nuevo y con pocos kilómetros es un producto atractivo. El problema es quiénes están dispuestos a desprenderse de esas “joyas”. Los que se animan, se hacen valer. “Un auto vale lo que alguien esté dispuesto a pagarlo y, en estos días, hay muchos interesados en hacerlo antes que esperar” concluyó el directivo de la CCA.
Fuente: Ámbito