¿Cómo abstraerse? ¿Cómo pensar en otra cosa? No, no hay forma. Desde que comenzaron a hilvanarse la victorias en este Mundial de Fútbol de Qatar empezó a crecer la ilusión. El sueño. Sólo importó esperar el momento de cada partido para confirmar que la Selección argentina va en búsqueda de la gloria misma. Y por supuesto ese sueño se fortaleció todavía más cuando empezó el "mata mata", como le dicen todos a la parte eliminatoria final del Campeonato.
Atrás, ya bastante lejos, quedó el Grupo clasificatorio. El "C". El que dio una sorpresiva derrota ante Arabia Saudita en el debut y dos victorias seguidas: ante México y Polonia. Y ya desde ahí empezó a agigantarse el sueño. Después, la Albiceleste dejó en el camino a Australia (en octavos de final). Más tarde a Países Bajos (en cuartos) y hace unos días a Croacia (en semifinales). Esforzándose. Dando todo. Haciéndole entender a su gente que esta patriada va más allá de cualquier límite imaginable. Y el pueblo argentino lo entendió. Tomó la posta y fue creando un clima extraordinario. Por eso, al margen de cualquier resultado en este partido final de este domingo distinto, la empatía con estos gladiadores será la misma.
El de hoy es un momento cumbre. Ese en el que los estados de ánimo tienen mucho que ver con las definiciones. Tanto la Argentina como Francia son dos equipos que darán todo. Futbolísticamente, se sabe, son de fuerzas parejas. Cada uno con sus atributos. Cada uno con sus estrellas. Messi para Argentina, Mbappé para Francia. Pero hoy lo que más valdrá será tener la fuerza de reinar sobre el otro. El destino tiene marcado al ganador. Aquel que mejor se levante alcanzará la gloria en este día.
Es tan pareja la cuestión que ambos muestran en sus camisetas dos estrellas. Esas que significan que dos veces han salido campeones del mundo. Hoy, en el majestuoso estadio de Lusail, esa paridad se romperá. El ganador alcanzará su tercera estrella. El perdedor tendrá que seguir mostrando las dos que tiene al menos hasta el próximo Mundial.
Es lógico que se hayan estudiado hasta el mínimo detalle. Que hayan visto videos una y otra vez de cómo está jugando el rival. Pero la luz que rodea a una final la hace distinta. Los antecedentes, las formas de juego y las estrategias quedan en un segundo plano. Acá el que saca pecho y se pone firme para hacer valer lo suyo tendrá más chances de victoria.
Muchos se preguntan si Lionel Scaloni pondrá a este o aquel jugador. Nadie más que él lo sabe. El técnico argentino es bien consciente que al margen de tener una buena posesión de la pelota tiene que ser ofensivo. Con hambre de triunfo. Y justamente ahí es donde buscará el equilibrio. Francia está en lo mismo. El técnico Deschamps conoce las aristas de una final de un Mundial. Tiene sus cartas y tratará de hacerlas valer.
La final de un Mundial. Ese choque que queda para que sólo dos lo definan pero que lo tuvieron como sueño un montón de los que 32 equipos que lo empezaron a jugar.
Y entre los dos que lo definen, que por cierto es bien merecido porque a una final no se llega sólo con suerte, para muchos en el mundo sería un placer que Lionel Messi levante la copa. Por todo lo que este jugador le da al fútbol. Porque se lo merece. Porque sería llenar un espacio justo en el libro de los sueños.
Por todo eso vale más que nunca un "Vamos Argentina" como un grito que salga de las entrañas y se escuche hasta en el cielo…
En caso de igualdad en los 90′, se disputarán dos tiempos suplementarios de 15′ cada uno. En caso de persistir la paridad, se definirá el campeón en tanda de penales de, inicialmente, cinco ejecuciones cada seleccionado.
CIFRA
5 Las finales de mundiales en mayores que disputó la Argentina. Dos veces se consagró: en 1978, 3-1 sobre Holanda; en 1986, 3-2 sobre Alemania. Las derrotas: en 1930, 2-4 ante Uruguay; en 1990, 0-1 frente a Alemania y en el 2014, nuevamente ante los teutones y por el mismo resultado.