En una ceremonia atípica, postergada y marcada por la pandemia, la 93° entrega de los Premios Oscar se llevó a cabo en la Union Station, la histórica estación ferroviaria de Los Ángeles. Además de los estrictos protocolos sanitarios, la acotada lista de invitados y la cancelación de la fiesta, la gala marcó también otros hechos que quedaron para la historia de la gran cita de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood.
Entre ellos se encuentra el premio a Mejor maquillaje y peinado, que fue para Mia Neal, Jamika Wilson y Sergio Lopez-Rivera por su extraordinario trabajo para convertir a Viola Davis en la célebre blueswoman Ma Rainey’s en la biopic de Netflix Ma Rainey’s Black Bottom. En una jornada dominada por el espíritu del black live matters, Neal y Jamika, se convirtieron en las primeras mujeres afroamericanas en ser nominadas, y hoy finalmente premiadas por la Academia en esta categoría, que se instauró en 1981.
La encargada del discurso fue Mia Neal, que combinó palabras de agradecimiento con la reivindicación de las minorías raciales y sexuales. Para ello, se remitió a su propia historia personal y puso el foco en su abuelo, James Holland, que fue la persona con la que se crió. Contó que era un integrante de los Tuskegee Airmen, un escuadrón de aviadores afroamericanos formado en el Instituto Tuskegee de Alabama. El grupo estuvo activo entre 1940 y 1946 y tuvo un destacado rol en la segunda guerra mundial.
Sin embargo, el relato de Mia fue por otras rutas. Su destino incluyó un paso de su abuelo por Argentina y un encuentro con Eva Perón, que pasó algo desapercibida en la transmisión latina ya que la traducción mencionó “Ibiza” en vez de “Evita”. Lo que realmente contó la maquilladora fue que su abuelo representó a los Estados Unidos en la primera edición de los Juegos Panamericanos que se realizaron en 1951 en nuestro país.
“Él fue a Argentina, conoció a Evita”, dijo la mujer al principio de su discurso, sin referenciar si hubo algún encuentro por fuera del protocolo de este tipo de competiciones. Cabe destacar que la ceremonia inaugural de los juegos se realizó en el estadio de Racing Club, en el que desfilaron las delegaciones ante la presencia del entonces presidente Juan Domingo Perón junto a Evita.
Volviendo a las palabras de la maquilladora, la transmisión latina cometió un error en la traducción, y habló de “fue a Ibiza” como si fuera un destino siguiente en la historia deportiva del abuelo James. Sin embargo, el dato no pasó desapercibido y generó una gran repercusión en las redes sociales. La comunicad tuitera argentina, siempre atenta a las menciones a nuestro país en la ceremonia, se encargó de destacarlo al punto de sentir la estatuilla como propia.
Mia habló de la graduación de su abuelo en la Northwestern University del Estado de Illinois “en un momento en el que no permitían la presencia de negros en los campus”, y de su esperanza de convertirse en maestro, pero “el sistema escolar no tomaba negros”.
Con esta historia de vida, Mia agradeció “a nuestros ancestros quienes fueron negados pero nunca abandonaron” y extendió la reivindicación a otras minorías raciales y sexuales. “Estamos muy excitadas por romper esta barrera. Porque puedo imaginarme a las mujeres negras trans, a las hermanas asiáticas y a las hermanas latinas y a las indígenas paradas aquí mismo. Sé que un día no será poco común o revolucionario, sino simplemente normal”, cerró.
Quizás producto de los nervios del logro o de la emoción de sus palabras, Mia y sus compañeros emprendieron la retirada del escenario olvidándose de un pequeño detalle: el Oscar. Al advertirlo, regresó al estrado, tomó el premio y se fue entre aplausos y risas, sintiendo que acababa de hacer historia. Lo que no imaginaba, era que a miles de kilómetros de distancia, en Twitter argentina se estaba hablando de ella.