El hombre es esclavo de sus palabras, dice un refrán legendario. Por ello, si hubiera un "juicio" a Lionel Messi a priori sería probable que tenga grandes chances de ser considerado "culpable". Es que el rosarino dejó atrás su frase de siempre acerca que "quiero jugar toda mi carrera en Barcelona" y ayer realizó una movida que nadie podía esperar hace apenas dos semanas: envió un fax al club catalán diciéndole que se quiere ir ahora, pese a que resta una temporada en el contrato que lo une hasta junio del 2021. En principio, la institución que comanda Josep María Bartomeu ya le avisó al entorno del player que no será "posible" pues el que lo quiera deberá pagar la cláusula de rescisión que llega a 700 millones de euros. Más allá del conflicto legal que se avecina y con la vuelta a las prácticas del plantel que ahora comanda Ronald Koeman previstas para el próximo lunes, el capitán tiene más de un pie y medio afuera del club donde llegó con apenas 13 años y se convirtió en la máxima leyenda (ver infografía página 31). A continuación las tres razones principales de la intención del zurdo de irse a los 33 años a un nuevo destino.
DESGASTE
La temporada terminó de la peor manera para el Barcelona con el 2-8 de Lisboa ante el Bayern Munich por la Champions League, en la caída más desastrosa de la historia profesional de la Pulga. Fue el punto final a una campaña sin títulos para Messi, algo que sólo le ocurrió en una de las 14 campañas pasadas en la Primera. A eso hay que sumarle que tuvo diversos cortocircuitos con el presidente Bartomeu. Primero fue la salida del anterior técnico Ernesto Balverde, sindicándolo a Lionel como quien pidió su cabeza tras caer en la Supercopa española. Luego, los cruces ante la ausencia de refuerzos de calidad con su excompañero y quien hasta hace días era el encargado deportivo, Eric Abidal. A ello se le sumó que durante la pandemia, el club, según el rosarino, hizo trascender que él (y otras figuras del plantel) no querían bajarse el salario en solidaridad por la crisis económica que desató la pandemia. Eso provocó tal molestia de la Pulga que posteó un mensaje en Instagram acusando a la dirigencia de "filtrar cosas falsas". Este combo explosivo se tradujo en que Messi le pidiera a su padre y representante, Jorge, que frenara hace un mes las primeras charlas buscando la renovación.
FRAGILIDAD
La visión deportiva que tiene Messi de los últimos tiempos del Barcelona es otro puntal en su pedido de salida. Desde hace un par de temporadas, viene pidiendo "un proyecto deportivo a la altura del club": son muchos los que cuentan que nunca sintió que lo escucharan. Los mercados de pases recientes del club hacen pensar en ese sentido. Así lo hizo notar hace un año cuando la chance de repatriar a su amigo y compinche en la delantera, Neymar, se esfumó. "Por ahí no se hizo todo lo que se debía hacer para que Ney volviera: yo sé que él deseaba regresar el club", fue el palo directo que le tiró a Bartomeu. Los futbolistas carentes de jerarquía y los últimos técnicos contratados, con Quique Setién como máximo referente en este aspecto negativo, generaron que el zurdo viera cómo su idea de ganar títulos importantes se fuera complicando. Se debe sumar un plantel que no tuvo la renovación adecuada y que aún cuenta con algunos históricos que le dieron mucho al club en su mejor época, pero que hace años ya no están en su máximo nivel. Algo parecido a lo que pasó en la Selección hasta la llegada de su tocayo Scaloni.
INFLEXIBLE
La charla que tuvo con Koeman hace un par de días, cortando sus vacaciones en los Pirineos, puede haber sido el último clavo del ataúd para su salida. Según se filtró, el holandés le dijo "seré inflexible con la autogestión que se viene dando en el vestuario: el equipo es lo primero". Esas palabras generaron en Messi cierto asombro ya que en teoría el argentino lo sintió como un tiro por elevación hacia su liderato. Pese al entrenador marcarle que era "la piedra basal de su proyecto a futuro", Lio notó que el primer paso fue más bien adverso en la relación de ambos. A ello, se le debe agregar que el día previo a confesar su idea de irse, su principal amigo del plantel y tercer máximo goleador en la historia del Barcelona, Luis Suárez, fue declarado prescindible. Es decir, otro mensaje indirecto del flamante DT para marcar quién mandará.
Apoyo
Conocido el pedido de Messi, su excompañero Carles Puyol, con quien ganó quince títulos en el club, hizo un posteo de claro apoyo. "Respeto y admiración, Leo. Todo mi apoyo, amigo". Luis Suárez "simplemente" le agregó unos emojis de aplausos al mensaje de Charly.
La llave para su salida
Los servicios legales de Barcelona recibieron ayer la carta documento de Messi en la que comunica su intención de dejar el club. El futbolista se ampara, al parecer, en la cláusula del contrato que firmó con Bartomeu hace tres años (foto), que le permite la rescisión unilateral un año antes del final del convenio. El documento habla del 10 de junio de este año como fecha límite para que el capitán confirmara su salida. Eso no ocurrió y el club dio por hecho su continuidad hasta junio del año próximo.
Pero, según abogados expertos en Derecho deportivo, el espíritu de esa cláusula es poder tomar una decisión a final de temporada. Como la pandemia del coronavirus retrasó todo, el final de la campaña se dio con el 8-2 de Bayern Munich en Lisboa. En ese contexto, el rosarino comunica que se va aprovechando el hueco legal que le dejó el contrato. Entonces, el futbolista más exitoso de la historia de Barcelona podría abandonar el club sin dejarle un euro, lo cual sería algo irónico teniendo en cuenta todo lo que genera el zurdo. El escenario más probable es que Barcelona se remita a la literalidad de la cláusula: es decir, el club que lo quiera ahora debe (además de acordar el salario con Lionel) abonarle al Barcelona 700 millones de euros. Una auténtica fantasía teniendo en cuenta la actual economía mundial.