Poner en producción los yacimientos de cobre de Pachón, Los Azules, El Altar, Josemaría y Filo del Sol significaría un despegue económico para la provincia.

 

Sería injusto hablar del presente y futuro de la minería sin repensar a Sarmiento. Fue el primero desde que nos organizamos como República Federal en vislumbrar lo que podía llegar a ser San Juan si aprovechaba la enorme riqueza que contenían las montañas cordilleranas y serranas. Las ruinas de la fundición de Hilario son testigo de su visión hecha propósito y su lúcida tozudez. Las viejas minas de El Salado (Iglesia), Castaño Viejo y Nuevo (Calingasta), Hualilán (Ullum), Marayes (Caucete), entre otras, nos indican la extendida presencia de metales valiosos, vinculados a innumerables "sueños sin techo de solitarios pirquineros", como dijera el poeta Jorge Leónidas Escudero.

Rindamos ahora un justo homenaje al gobernador Carlos Enrique Gómez Centurión que inauguró esta nueva etapa del Desarrollo Minero sanjuanino. Fue quien impulsó la creación del IPEEM, Instituto al que le transfirió las 10 áreas de reservas mineras que el presidente Alfonsín le cediera a la provincia. Entre ellas se encontraba Veladero, la mina que nos mostró la significancia sin igual que representa para nuestra economía la puesta en marcha de un proyecto minero de "clase mundial".

En 2016, de los 710 millones de dólares de valor bruto de la producción de oro y plata, casi 400 millones quedaron en San Juan. Desde 2004 a 2015 el PBI nacional creció el 49% mientras que el PBG de San Juan alcanzó un 146%. Estas cifras no son sólo números. A partir de 2009 la tasa de mortalidad infantil en San Juan estuvo, por primera vez, por debajo de la media nacional y en 2016 fue un 17% menor a la del 9,7 por mil, contabilizada por el Ministerio de Salud de la Nación. También por primera vez, desde 2006 comenzó a achicarse la brecha del índice de Desarrollo Humano que mide el Programa de las Naciones Unidas (PNUD) entre la Ciudad de Buenos Aires y nuestra provincia.

Desde que el geólogo Rubén Aguilera, como máxima autoridad minera de la provincia, habilitara la construcción de la mina Veladero a finales de 2003, los gobernadores José L. Gioja y Sergio Uñac, el radicalismo y el bloquismo convirtieron el impulso de la industria minera en Política de Estado. Pero el mayor desafío está hacia el futuro.

Si pretendemos pararnos como abastecedores de la creciente demanda mundial de cobre, deberemos ser capaces de competir con Chile y Perú. Para lograrlo es esencial vencer obstáculos que nos restan competitividad. No son cuestiones emocionales las que nos permitirán alcanzarla, sino principalmente, el desarrollo de infraestructuras energética y comunicacional, la carga tributaria y la productividad.

Los yacimientos de cobre de Pachón, Los Azules, El Altar, Josemaría y Filo del Sol puestos en producción, significarían multiplicar por cinco el valor de las exportaciones de oro y plata de la actualidad. Riquezas para los próximos 30 años, miles de nuevos puestos de empleos de calidad, pymes que los 365 días de cada año deberán suministrar insumos y servicios de alta calidad, recursos para un Estado que en alianza con nuestras universidades pueden proyectarnos el San Juan de la producción, el conocimiento y la justicia social.

Como no aprovechar el desarrollo económico para ir a ocupar los hermosos valles cordilleranos y precordilleranos, en los que nuevos y modernos pueblos serán esperanza y sueños que muchos de nuestros jóvenes podrán alcanzar. Las regalías del rojo metal pueden plasmar el fin de los canales a cielo abierto permitiéndonos con un nuevo y moderno sistema de riego volver a ganarle otras 100 mil hectáreas al desierto repotenciando nuestra agricultura, hoy desplazada por nuestro propio asentamiento poblacional.

La diferencia entre aquel ruego del gobernador Sarmiento al presidente Mitre: "Ayúdeme con las minas y enriquezco la República" está en que hoy la decisión es nuestra. El presidente Mauricio Macri le devolvió a la minería argentina las condiciones que necesitábamos. El regreso de Shandong Gold al país y su apuesta en San Juan es una muestra de ello. La humildad y el conocimiento de nuestros propios límites y temporalidad, pueden iluminarnos un nuevo camino.

Los que tienen un largo sendero transcurrido, junto al talento que surge de nuestras universidades y los que sienten vocación por participar en construir una provincia donde el mayor orgullo sea la menor desigualdad posible entre quienes la habitamos, tendrán en la industria minera sustentable una herramienta sin igual para intentarlo.