La desconfianza de Occidente hacia Muscú volvió a niveles de la Guerra Fría. Los gobernantes de EEUU, Francia, Alemania y del Reino Unido, además del ministro de Relaciones Exteriores de Israel y el premier de Canadá y hasta la OTAN alzaron sus voces ayer para acusar a Rusia del envenenamiento del exespía ruso Serguei Skripal en suelo británico y calificaron el ataque de “primer uso ofensivo de un agente nervioso en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”.

Se trata del gas Novichok que “está diseñado para producir daños irreparables y no tiene cura”.

En un inusual comunicado conjunto, el presidente estadounidense, Donald Trump, su par francés, Emmanuel Macron, y las jefas de gobierno alemana, Angela Merkel, y británica, Theresa May, dijeron que “no hay una explicación razonable alternativa” a la responsabilidad rusa en el ataque perpetrado el 4 de marzo pasado en Inglaterra.

A tres días de las elecciones en las que el presidente ruso, Vladimir Putin, se apresta a lograr un cuarto mandato, los líderes agregaron que la falta de respuesta de Rusia al “legítimo requerimiento” británico de una explicación del incidente “acentúa aún más su responsabilidad”.

Los líderes agregaron que el uso de un arma química era un “asalto a la soberanía del Reino Unido” y una “violación de la ley internacional”. “Esto amenaza la seguridad de todos nosotros”, advirtieron.

Trump dijo en Washington que “parecía” que Rusia estuvo detrás del ataque. El mandatario dijo que su país toma el ataque “muy seriamente” y que “es algo que no debería haber pasado nunca”. Agregó que el martes habló con May y que sus dos gobiernos “están en profundas discusiones” sobre los pasos a adoptar.

El comunicado de los líderes es fruto de los esfuerzos de May de obtener apoyo internacional para hacer responsable a Rusia del ataque que dejó al doble agente Skripal ruso y a su hija Yulia en grave estado y que también afectó a un policía británico.

Desde que Skripal de 66 años y su hija de 33 fueron hallados inconscientes cerca de un shopping de la ciudad inglesa de Salisbury, las relaciones entre el Reino Unido y Rusia han alcanzado niveles de gelidez dignos de la época de la Guerra Fría. El miércoles, May expulsó a 23 diplomáticos rusos y prometió medidas públicas y encubiertas tras el ataque. Además, anunció un boicot de ministros y miembros de la Familia Real al Mundial de Fútbol de Rusia.

“Consideramos a Rusia culpable de este ataque descarado y despreciable”, dijo ayer May al visitar por primera vez el lugar del ataque, en Salisbury.

Rusia, que ha negado haber estado detrás del ataque, prometió ayer una pronta respuesta a la “irresponsable” expulsión de sus diplomáticos. Dmitry Peskov, el vocero de Putin dijo en Moscú que Rusia estaba “preocupada por esta situación” y que trabajará para dejar en claro su posición en la escena internacional.

 

El caso de Skripal recuerda al del espía ruso y crítico del Kremlin Alexander Litvinenko, quien murió en 2006 días después de ser envenenado con una sustancia radiactiva en un hotel de Londres, en un hecho que el Reino Unido atribuyó a Rusia.

 

En su visita a Salisbury, May se reunió con expertos en salud pública, agradeció a los servicios de emergencia y anunció la construcción de un nuevo centro de defensa de armas químicas y dijo que miles de soldados británicas serán vacunadas por precaución contra el ántrax.

Al menos son 60 las víctimas colaterales del intento de asesinato del espía Skripal.

Skripal, que pelea por su vida en un hospital, es un exoficial de la inteligencia militar rusa que actuaba como informante, o doble agente, del servicio secreto británico MI6. Por eso fue condenado a 13 años de prisión por la justicia rusa, tras ser declarado culpable de “alta traición”. Pero en 2010 fue liberado como parte de un intercambio de espías entre EEUU y Rusia, y se radicó en el Reino Unido.

 

El canciller ruso, Boris Johnson, dijo a la cadena BBC que Rusia atacó a Skripal por dejar en claro que los que desafían a Moscú o planean hacerlo “merecen ahogarse con sus 30 monedas de oro”. Johnson también informó que el Reino Unido entregará una muestra del agente nervioso usado, el Novichok, a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas para que haga su propio análisis.