El juez Javier Alonso (Segunda Circunscripción Judicial) desechó ayer la teoría de que Glenda "Rulo" Aciar (24) prestara ayuda en el crimen de su amante Rubén Darío "Merluza" Quiroga (50), por haber sido víctima de violencia de género de su pareja y padre de su hija, Luis "Soplo" Montaño (32). El magistrado entendió que ambos se complementaron en el homicidio agravado por alevosía (matar a traición) de ese hombre, en la primera hora del 23 de mayo de 2020, cerca de la casa en la que convivían en inmediaciones de Tiro Federal y Ruta Nacional 150, en Rodeo, Iglesia, dijeron fuentes judiciales.
Para el magistrado, las pruebas no dejaron dudas de que ambos fueron cómplices en el crimen, cuyo plan surgió luego de que Montaño descubriera mensajes comprometedores entre su pareja y la víctima, pues ella usaba el teléfono de Montaño para comunicarse.
Para el juez, no hubo prueba de que Glenda Aciar fuera víctima de violencia de género
Las pericias telefónicas fueron claves para esclarecer ese caso, denunciado el 30 de mayo. Así, se supo que la última vez que Quiroga usó su teléfono fue en la zona de Tiro Federal y Ruta 150, y que su última comunicación fue un mensaje de texto a Aciar a las 00.37 de aquel 23 de mayo.
Esa pericia también reveló que entre el día del homicidio y el 18 de mayo, hubo 190 mensajes de Quiroga y 126 de Aciar. Y así dejó en evidencia la mentira inicial de la joven, quien había admitido un vínculo de 4 años con la víctima, aclarando que el último encuentro físico ocurrió en 2016 y la última comunicación telefónica en diciembre de 2019.
Una tarjeta Maestro del Banco Nación a nombre de Glenda Aciar en la casa de Quiroga, la prueba del perfil genético de la víctima en el hierro usado para matarlo, los restos de su bicicleta, o una corona de su dentadura (su cadáver no apareció), se sumaron a las contundentes pruebas contra la pareja, precisaron los voceros.
En su última madrugada, Quiroga se fue en bicicleta a encontrarse con su amante, pues ella lo había citado. La principal sospecha es que cuando llegó, Montaño lo mató con dos certeros golpes (en la espalda y en la nuca) y que luego quemó con nafta su cadáver y todas pertenencias, echando los restos en su letrina.
Durante la investigación, ambos imputados se acusaron mutuamente. Ahora, podrán apelar.