El primer ministro Benjamin Netanyahu fue imputado ayer por corrupción en momentos en que Israel está sumido en la incertidumbre política y a un paso de un llamado a nuevas elecciones ante la falta de acuerdos para la formación de un gobierno.
Netanyahu, que lucha por su supervivencia política tras una década de mandatos ininterrumpidos, se convirtió ayer en el primer jefe de gobierno israelí en ser imputado, una decisión que el mandatario calificó de "intento de golpe de Estado" en su contra y rechazó la posibilidad de renunciar al cargo.
La acusación contra Netanyahu de fraude y aceptación de sobornos fue informada ayer por el fiscal general israelí, Avichai Mandelblit, tras una investigación de tres años. "No hay lugar para el soborno y el fraude en la vida pública", advirtió el fiscal general al anunciar la imputación de Netanyahu.
La acusación no requiere que Netanyahu, de 70 años, renuncie, hasta que haya una sentencia firme, y tiene 30 días para pedirle inmunidad al parlamento.
Tras conocerse la imputación, Netanyahu dio un mensaje por televisión alegando que fue víctima de una gran conspiración por parte de la policía y los fiscales que habían intimidado a testigos clave para que testificaran en su contra.
El primer ministro israelí afirmó que la acusación provenía de "acusaciones falsas". "No pienso dimitir y seguiré al frente de los destinos de este país", concluyó.
Varias docenas de partidarios y opositores de Netanyahu organizaron manifestaciones rivales frente a la residencia oficial del primer ministro en Jerusalén.
Según la acusación, Netanyahu aceptó cientos de miles de dólares en champán y cigarros de amigos multimillonarios, ofreció intercambiar favores con un editor de periódicos y usó su influencia para ayudar a un magnate de las telecomunicaciones a cambio de una cobertura favorable en un sitio de noticias popular.
Netanyahu se convierte en el primer primer ministro de Israel en ser acusado de un delito. Su predecesor, Ehud Olmert, se vio obligado a renunciar hace una década antes de una acusación de corrupción que luego lo envió a prisión.
La decisión llega en un momento tumultuoso para el país, luego de dos comicios -en abril y septiembre- con resultados no concluyentes, y tras el fracaso de los dos principales candidatos a formar gobierno: Netanyahu y Benny Gantz.
Después de que el plazo de Gantz expiró el miércoles, el país entró en un período de 21 días sin precedentes en el que cualquier miembro del parlamento puede tratar de reunir una mayoría de 61 miembros para convertirse en primer ministro.
Si eso falla, se desencadenarían nuevas elecciones. La única salida aparente de la crisis sería un gobierno de unidad entre los dos partidos, que juntos controlan una mayoría parlamentaria.
Pero después de la acusación contra Netanyahu, esa posibilidad parecía aún más remota.
Creen que es imposible para Netanyahu gobernar bajo acusación y advirtieron que había un riesgo de que sus consideraciones personales pudieran influir en sus decisiones.