No se trata de llevar un extenso cuestionario escrito en un papel. Tampoco de someter al otro -sin más trámite- a un invasivo interrogatorio sobre su vida íntima que lo deje quebrado (o quebrada) por tristes recuerdos de su pasado.
Pero tener algunas pistas respecto de su forma de pensar, sus gustos y sus proyectos será un recurso enriquecedor para saber con quién estamos hablando, nuestros puntos en común y, también, nuestras diferencias.
Superados los primeros minutos de saludos por lo general un tanto fríos y tímidos -y para no entrar en el arcaico y obvio diálogo sobre los signos del zodíaco, colegio secundario o canción preferida- estas son algunas preguntas interesantes que debes hacer para conocer a alguien.
10 preguntas para conocer a alguien
Es cierto que los temarios pueden ser interminables, y todos pueden dar cierta luz a un encuentro. Pero es bueno saber que bastan algunas pocas y simples preguntas bien estructuradas para mantener una charla entretenida y también profunda como para conocer mejor a alguien. Por ejemplo:
1) Si pudieras elegir el lugar en el mundo donde vivir, ¿cuál sería?
2) ¿Quién es tu ídolo o la persona que te inspira?
3) ¿Qué es lo primero que miras en una persona?
4) Si fueras un animal, ¿cuál serías?
5) ¿Cuál es tu mayor manía?
6) ¿Qué trabajo elegirías para el resto de tu vida?
7) ¿Qué sería lo primero que comprarías si te ganaras la lotería?
8) ¿Cuáles son las cosas que más te molestan o detestas de una persona?
9) ¿Con qué superhéroe o personaje de ficción te identificas más?
10) Si estuviera en tus manos cambiar algo del mundo, ¿qué cambiarías?
Como se ve, las 10 preguntas elegidas son sencillas pero directas y entretenidas, al punto que pueden desatar conversaciones largas e interesantes. Y el camino elegido para elegir las preguntas, tiene un por qué. Veamos.
Lo simple suele ser muy revelador
Sin internarnos en un profundo análisis psicológico, existen unas cuantas preguntas que se pueden hacer para tener un primer panorama sobre una persona y también para descifrar qué sensaciones experimenta durante el encuentro. Un ejemplo simple y sutil -pero muy revelador- podría ser, por caso, preguntarle qué superhéroe le gustaría ser.
El poder que ostenta uno u otro de esos personajes infaltables de nuestra infancia nos remitirá a características -temores, deseos, fortalezas- bien profundas para conocer la personalidad de alguien.
Así, la elección de un superhéroe con la capacidad de volverse invisible puede significar que estamos frente a una persona tímida mientras que si se inclina por uno con el poder de volar es probable que se trate de alguien que ama la libertad. Si por otro lado sueña con leer la mente de los demás, tal vez sea un tanto inseguro o desconfiado.
Otras preguntas, como el personaje al que más admira de la historia, nos pueden indicar su costado espiritual o guerrero o su fanatismo por las ciencias o por el arte. Y también nos dará una pauta sobre sus valores. O saber qué animal le gustaría ser nos ayudará a descubrir cómo se ve y cuáles cree que son los rasgos físicos que más lo definen.
Por otra parte, si preferiría viajar al pasado es probable que opte por moverse en terreno conocido mientras que si elige ser transportado al futuro definitivamente tendrá un espíritu más aventurero.
Y si de viajes se trata, las vacaciones ideales darán una pauta interesante sobre su vida laboral: en una isla paradisíaca podría indicar que durante el año tiene una actividad muy estresante y que desea el extremo opuesto para descansar. Si opta por un destino de mucha acción y rock & roll puede que sus días en el trabajo sean un tanto rutinarios. Mientras que saber dónde le gustaría vivir hablará de las culturas que le atraen y de sus paisajes favoritos.
Los libros, las películas y las series de la infancia también hablan mucho de las personas y pueden abrir el juego para profundizar en los gustos de uno y otro. Y preguntas terminantes como: “¿Qué harías si ganaras la lotería o si pudieras cambiar el mundo?” ayudarán a saber cuáles son sus mayores deseos en la vida.
Estudios de apoyo
A lo largo de la historia, muchos científicos se han ocupado de desentrañar aspectos de la personalidad a través de variados tests, ejercicios y cuestionarios. Muy útiles sin duda para determinar el perfil de un empleado en una entrevista laboral o para entender algunas conductas del comportamiento social, pero métodos que definitivamente resultarían muy poco empáticos en una charla informal para conocer a alguien.
Es interesante agendar, sin embargo, la investigación que realizó la académica Sara Konrath con su equipo de la Universidad de Indiana, en los Estados Unidos. Un estudio llamado Single-Item_Narcissism Scale (escala de diagnóstico de narcisismo de una sola pregunta) y que, pese al escepticismo de sus colegas en un primer momento, demostró tener una confiabilidad muy alta en casos de narcisismo pronunciado e inequívoco.
La pregunta va “directo a la mandíbula”: “¿Sos narcisista?” A diferencia de otros rasgos de la personalidad que aseguran los expertos que pueden disimularse, un buen número de estudios han detectado que los narcisistas no consideran esta característica como algo malo o reprobable, por lo cual suelen admitir con total naturalidad que se comportan así y hasta se muestran orgullosos de serlo. Y hay más: aunque muchos son conscientes de que otros puedan considerarlo un defecto, simplemente no les importa y lo resaltan como si se tratara de un valor porque… ¡son narcisistas!
Otra pequeña “trampita” que se puede hacer para conocer a alguien es, en algún momento de la charla, pedirle su opinión sobre dos o tres personas. Según la conclusión de un estudio encabezado por el prestigioso Doctor en Psicología Dustin Wood de la estadounidense Universidad Wake Forest, la gente suele ver sus propias cualidades y defectos reflejados en los demás: alguien generoso percibirá a la mayoría como generosa mientras que si es egoísta tenderá a describir al resto como avaro. El informe revela también que cuanto más positivas son las opiniones sobre otros individuos, mayor es el grado de satisfacción que la persona tiene de sí misma y de su propia vida.
(Fuente: Buena Vida Clarin)