Todo se supo en una charla casual. El instinto maternal de una mujer la llevó a preguntarle a dos hermanitas de 13 y 11 años que estaban en la casa de una amiga si alguna vez habían estado con un chico. Las niñas lo negaron, pero luego la menor de ellas alentó a su hermana a contar lo que le había pasado unos meses atrás con un hombre mayor, en el cumpleaños de un primito. Y entonces esa niña, que sufre un retraso mental, reveló lo insospechado: dijo que esa vez, un tío de su primo le dio un beso mientras bailaban y que luego la llevó a la habitación donde a él le permitían dormir, le dio besos, la manoseó y la violó. También le dijo que no le contó nada a sus padres por miedo.
La revelación encendió la alarma y ese mismo día, los padres de la nena lloraron abrazados a su hija cuando les confirmó todo. Entonces la denuncia llegó al Anivi, el 18 de octubre de 2017, y la investigación constató que la niña no mentía: un médico detectó que ya no era virgen y una psicóloga diagnosticó que su relato era compatible con el de una víctima de abuso sexual. Y el sospechoso, de apellido Ortega (tiene 37 años, es albañil y vive en Caucete) quedó preso. En su defensa, el imputado aseguró que se había cruzado con esa niña la noche del 21 de julio del año pasado. Y aseguró que fue ella quien quiso meterse a la habitación donde dormía y él se lo impidió. También dijo que, antes, ella lo acosó por Facebook y por teléfono, con llamados que puso en altavoz para que escuchara su hermano, tío de la víctima, y compañeros de trabajo.
Sin embargo el juez Martín Heredia Zaldo (Cuarto de Instrucción) echó por tierra su versión y lo consideró autor de la violación, lo procesó con prisión preventiva y trabó un embargo de $400.000.