Dos años después de que Mario Eduardo Rodriguez (17 años) recibiera un disparo con postas de goma que le despedazó y le fracturó el codo izquierdo.
Y otro más, el letal, con el caño del arma prácticamente apoyado en su pecho cuando estaba en el piso, el juez de Instrucción Alberto Benito Ortiz concluyó que quien atacó a ese chico dentro de su casa en Villa Morrone, Chimbas, el oficial subinspector José Fabián Fuentes Espinar (41) no lo hizo para defenderse de ninguna agresión, es decir sin tener justificación ni necesidad, sobre todo al efectuar el segundo disparo.
Un caso de ‘gatillo fácil’. Por eso lo procesó con prisión preventiva por homicidio simple, y le trabó un embargo de 100.000 pesos, dijeron fuentes judiciales.
Fuentes había sido detenido en octubre de 2015 luego de una trabajosa investigación, que dejó varias sospechas al magistrado: como la existencia de un llamado para secuestrar sin orden judicial los celulares a la familia de la víctima (con uno grabaron el ataque policial).
O la presencia de un revólver calibre 22 que nadie, incluso los mismos policías, vieron emplear ni al fallecido ni a sus parientes, precisaron las fuentes (ver Los cabos sueltos…).
Rodríguez había muerto el mediodía del 12 de enero de 2015, en medio de un enfrentamiento entre su familia (que incluyó 10 heridos) y varios policías (varios también lesionados a pedradas), luego de un llamado por el robo de un celular a unos vecinos de los Rodríguez en Villa Morrone.
Justamente uno de los Rodríguez, Ezequiel, y uno de los hijos de la mujer a la que le habían robado, hablaban de ese tema cuando llegó al lugar el oficial Fuentes y su chofer en el Comando Radioeléctrico. Entonces Rodríguez corrió y se metió a su casa.
Y ahí se armó un gran enfrentamiento que concluyó cuando Fuentes se metió a la fuerza y llegó hasta el dormitorio donde Mario Rodríguez aún dormía.
Y ahí le descerrajó un disparo a unos 70 centímetros en su brazo izquierdo con el que intentó cubrirse. Y otro letal a quemarropa en el pecho, cuando estaba en el piso.
Fuentes salió de la casa con una herida en una mano y una hoja de tijera de podar, pero para el juez las pruebas indicaban que esa lesión pudo producirse antes de que entrara a la vivienda.
Los cabos sueltos del caso
La investigación en el Primer Juzgado de Instrucción para develar la trama detrás del homicidio de Mario Rodríguez, dejó varios cabos sueltos, como un llamado por red policial para quitarles sin orden judicial los teléfonos a la familia de la víctima, a sabiendas de que con uno habían grabado el ingreso policial a la vivienda.
Y, lo más sospechoso, un revólver calibre 22 en la patrulla de Fuentes, con una vaina servida que no fue disparada por esa arma. Investigan si intentaron plantar un arma para justificar el ataque del oficial.