Caminar por las veredas de calle Laprida en la zona centro de Capital todos los años en esta época es complejo y los vecinos viven un verdadero problema. El piso está cubierto por una especie de "pegamento negro" que se adhiere con facilidad a las suelas y provoca una sensación por más desagradable. Pero, ¿cuál es el problema? Un especialista en arbolado detalló que se trata de una peste que enferma a las acacias y tipas que hay en la zona desde hace por lo menos 40 años y que, a pesar de que han tratado de eliminar, la falta de constancia en los tratamientos hace que sea un problema sin fin.
"Lo que tienen las acacias y tipas de esa zona es un pulgón que ataca las hojas desde hace muchos años. Se trata de un ácaro y esa sustancia pegajosa que uno pisa son las secreciones de ese pulgón", explicó Osvaldo Olmo, quien es profesor Técnico en Agronomía y trabajó en distintas áreas públicas de Arbolado en Ambiente durante 38 años.
Para continuar detalló: "Si bien es un problema muy molesto, también pude ser mucho más compleja la aplicación de tratamientos sanitarios, porque se trata de una zona muy poblada. Hay que analizar cómo tratarlo, porque es una dificultad realizar un tratamiento foliar, es decir en las hojas, ya que habría que poner veneno sobre ellas y la gente vive ahí. Tal vez se podría hacer de noche pero, durante la aplicación, habría que evitar el paso de vehículos y, más aún, de personas caminando. Es una interferencia en el convivir del árbol y las personas".
En cuanto a lo recuerda, Olmo detalló que "ya en el año 1982, la Municipalidad de la Capital trabajó en la aplicación de productos para atacar esta peste. Pero se usó una sustancia que se colocaba a a través de perforaciones en la tierra, a unos 70 centímetros de profundidad. Se aplicaba allí el producto, se tapaba y se regaba abundantemente, para que la raíz lo tomara. El pulgón disminuyó mucho, pero la falta de constancia hizo que el esfuerzo quedara en nada, porque a estos aplicaciones hay que realizarlas al menos 3 o 4 veces al año y durante 5 o 6 años seguidos".
Para finalizar aclaró: "Los tratamientos en los árboles de zona urbana son complicados. Hay que medir el impacto, porque, más allá de las molestias que genere en las personas, aunque a simple vista no se note, este tipo de pulgones tiene mucha incidencia en el árbol, le va quitando años de vida, lo va envejeciendo. Y eso con el tiempo se nota".