Un gigantesco apagón paralizaba desde el jueves distintas actividades esenciales en gran parte de Venezuela, un problema que el gobierno de Nicolás Maduro atribuyó ayer a un sabotaje orquestado desde Estados Unidos y el antichavismo a la corrupción y la ineficacia en la administración pública.
El normal suministro de energía eléctrica se interrumpió a las 17 del jueves pasado en 22 de los 23 estados de Venezuela y causó múltiples trastornos a la mayoría de la población, incluida la de Caracas.
En la tarde de ayer el servicio comenzó a restablecerse en algunas zonas de Caracas y del estado de Miranda pero amplias regiones del país seguían sin luz a pesar de las promesas del gobierno de solucionar los trastornos en pocas horas, informó la prensa local.
Maduro ordenó ayer la suspensión de las clases y de las actividades en la administración pública, mientras se potenciaron las quejas de los ciudadanos por los problemas en la atención de los hospitales, el abastecimiento de combustibles y el funcionamiento del comercio, el transporte público y las comunicaciones. El apagón, considerado por muchos como el más grande en la historia del país, se produjo en momentos de máxima tensión política en Venezuela, donde el chavismo representado por Maduro libra una dura lucha por el poder con el antichavismo, liderado por Juan Guaidó, quien se proclamó presidente interino en enero pasado por encargo de la Asamblea nacional (AN, Parlamento).