El momento esperado. Ramiro se paró frente a la bandera y con su mano derecha sobre el corazón gritó "sí prometo". Fue el instante más emocionante del acto. 

 

Parado de espaldas al público. Firme, con los puños cerrados y con la mirada puesta en la maestra que leía las palabras alusivas al acto, Ramiro Falcón hizo que el "sí prometo" fuera el puntapié para que la emoción de todos no se pudiera contener. Es que, como si hiciera eco en medio del silencio respetuoso del público, el grito del niño sirvió para que cumpliera su anhelo: prometer lealtad a la bandera nacional, antes de viajar a Buenos Aires para ser operado del corazón. Este acto, en el que el niño de 9 años fue el único protagonista, se vivió con emoción extrema ayer en la escuela José Segovia, en Angaco.

La historia de Ramiro conmueve a esa comunidad educativa desde hace años. El niño nació con un problema genético en su corazón y está siendo tratado desde que era muy pequeño. Sin embargo, ahora su vida dará un gran giro. Es que el 26 de junio será operado en el hospital Garrahan.

Con sus papás. Los papás de Ramiro le entregaron una medalla y un diploma luego de haber finalizado el acto. Fueron muy aplaudidos. 

 

Su mamá contó que le harán varias intervenciones para mejorar el funcionamiento del corazón. Y es esa cirugía lo que motivó que el nene pidiera que le permitieran hacer la Promesa de Lealtad a la Bandera antes que sus compañeros, pues para la fecha prevista, él va estar internado en Buenos Aires. Ante esto y teniendo en cuenta que Ramiro y los demás chicos de 4to grado venían ensayando para este día, los docentes y los papás de los compañeros organizaron todo para que el pequeño tuviera su día soñado.

El pasillo central de la escuela se tiñó de celeste y blanco. Banderines que atravesaban ese improvisado salón de actos eran el primer indicio de que el día era especial. Lo que nadie pensó, ni siquiera las docentes que organizaron la fiesta, era que la emoción podía llegar a ser tan grande. Es que ni los adultos ni los niños que vivieron esta celebración pudieron contener las lágrimas.

Para contenerlos. El nene y sus compañeros ingresaron a su aula y fueron contenidos por los papás y los docentes, pues estaban muy consternados. 

 

Los alumnos con los guardapolvos de punta en blanco, los zapatos lustrados y con escarapelas puestas también dieron a entender que el día no era uno más. Y es que para todos la promesa de lealtad a la bandera de Ramiro fue como un momento de alegría propia.

El acto empezó de manera puntual y el sol que se colaba por las ventanas de la escuela hizo que la jornada tuviera un clima ideal, a pesar de que el establecimiento está en una zona rural, donde el frío se hace sentir con más fuerza. Caminando por el pasillo que se formó entre las sillas, Ramiro se dirigió al frente del público, acompañado de sus compañeros de grado, para dar inicio a la celebración.

Sentado en una silla que estuvo vestida de blanco y celeste, escuchó cada momento del acto, mostrando en su carita una mezcla de miedo, alegría y emoción. Y en cada segundo, durante la fiesta patria escolar hubo momentos en los que las palabras, las miradas y los gestos de algunos presentes calaron en lo más profundo de todos.

Amigos. Los chicos son compañeros hace varios años y son muy buenos amigos. Todos se abrazaron fuertemente. 

 

Docentes que tuvieron que dejar el micrófono porque no podían continuar su discurso por la emoción, una abuela que se fundió en un abrazo eterno con su nieto y una decena de niños que lloraban por el miedo que les genera saber que su compañero será operado del corazón, fueron algunas de las postales que hicieron que la jornada fuera dura, pero a la vez muy satisfactoria. "Vemos en este acto la solidaridad de los compañeros de Rami. Estamos muy emocionados de este acto y con muchos nervios por la operación. Para mi hijo, este día es muy importante y él quería vivirlo así", dijo Silvana Artaza, la mamá del nene que por momentos abrazó fuertemente a sus compañeros para tratar de contenerlos.

Así, entre lágrimas y muchas sonrisas, se vivió el acto que finalizó con muchas fotos, con abrazos que parecieron eternos y con numerosas palabras de aliento para Ramiro y su familia. "Estamos viviendo un momento duro, que sabíamos que iba a llegar en algún momento. Estamos esperanzados de que Rami volverá a ver a sus compañero y este acto será como un recuerdo para todos", agregó la mamá del niño.

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