La acumulación de basura a orillas de calles y rutas, en las acequias y canales, en las inmediaciones de los contenedores de residuos y en predios baldíos que no están debidamente cerrados, constituye un antiguo problema, tanto para los organismos oficiales encargados de mantener la limpieza del medio ambiente como para la población que debe soportar esta práctica que pone en riesgo la propia salud de las personas. 

En la mayoría de los casos la situación se plantea a consecuencia de un curioso comportamiento social que lleva a la gente a arrojar basura o escombros en cualquier lugar, sin tener en cuenta que hay organismos oficiales como los municipios o el gobierno de la provincia, a través de su área de ambiente, que trabajan creando conciencia de que no hay que actuar de esta forma, ya que se perjudica el ambiente en general de la provincia contaminando zonas que en muchos casos están destinadas a la producción agrícola o a otras actividades productivas que deben ser preservadas de este flagelo.

La provincia de San Juan cuenta con un sistema de recolección de residuos sólidos urbanos en cada uno de sus departamentos basado en una tarea que está a cargo exclusivamente de los municipios. Son las comunas también las encargadas, a solicitud de la gente que lo requiere, de recolectar escombros o basura de jardín, aunque en ocasiones hay algunos particulares que realizan esta tarea. Los municipios trasladan todo el material recolectado a alguna de las nueve plantas de tratamiento que funcionan en algunos departamentos, para tareas de reciclaje o de relleno sanitario. El problema, justamente está con los recolectores particulares o privados que asumen la tarea de trasladar la basura y arrojarla en cualquier parte sin tener en cuenta el daño que provocan.

Esta situación llevada al plano del ciudadano común se traduce en el descuido que se observa al no respetarse los lugares destinados al depósito de la basura como los contenedores dispuestos en la vía pública, los cestos para papeles que hay en las plazas y otros lugares públicos o los carteles señalizadores con la conocida leyenda "Prohibido arrojar basura en este predio”.

Hoy más que nunca, cuando el tema del destino de la basura está estrechamente vinculado con la necesidad de preservar la salud de la población, hay que insistir en que la comunidad debe tomar conciencia de lo pernicioso que resulta contaminar el ambiente de esta manera. Se deben promover tanto en las generaciones mayores como en las nuevas hábitos de limpieza aprovechando todos los recursos que se disponen.