La crisis de rentabilidad del sector vitivinícola nacional es de carácter estructural. Las políticas históricamente demandas por y para el sector hicieron foco en el precio del producto (uva y/o vino). Entre las políticas que buscaron incidir en el precio hubo algunas de carácter más estructural tal como la reconversión varietal y otras de carácter coyuntural como pueden ser: la fecha de liberación de vinos, el cupo para mosto, subsidios parciales al precio de la uva, entre otras; con objeto de "salvar" la coyuntura con los limitantes de éxito que pone un mercado interno de vinos en contracción y con una alta concentración (oligopsonio) desde el eslabón de fraccionamiento a el mercado minorista inclusive.
La estrategia de los productores primarios para compensar los bajos precios fue el incremento de la productividad de los viñedos a través de sistemas de conducción en estructura de parral y tecnologías de insumos (fertilizantes, fungicidas, herbicidas, etc.). Sin embargo, el parral, está asociado a un modelo de producción con un uso intensivo de mano de obra, que representa el 70% del costo operativo del cultivo. Por lo tanto, en un contexto cada vez más acentuado de escasez relativa de mano de obra, los aumentos de productividad están asociados a incrementos en el costo de producción impactando negativamente en la rentabilidad.
Desde INTA los investigadores Maximiliano Battistella, Raúl Novello y Daniela Pacheco proponen enfrentar la crisis estructural y lograr competitividad genuina con innovaciones tecnológicas y organizativas. Abordar la problemática modificando elementos intrínsecos a la cadena productiva dará mayor margen de autonomía frente a factores externos al sector sobre los que resulta más difícil influir tales como: variables macroeconómicas, leyes laborales o carga impositiva.
En este primer artículo (en futuras ediciones se continuará con la propuesta) se presenta una de las propuestas de innovación para el sector: el empleo de sistemas de conducción de viñedos que permiten alta productividad, bajo costo operativo y posibilitan la mecanización integral.
Mecanización integral
La mecanización integral de los viñedos está presente en Cuyo para estructuras verticales tipo espaldero alto. Sin embargo, los sistemas de conducción más difundidos en Argentina, en este tipo de estructuras, son de bajo potencial productivo (cordón bilateral, por ejemplo) por lo que sólo han sido utilizados en variedades de alto precio.
Aunque no están difundidas en nuestra región, existen otros sistemas de conducción que permiten la mecanización integral y a la vez una alta productividad, entre los que se puede mencionar: Cordón Libre, Poda en Seto y Poda Mínima. Los tres sistemas comparten una estructura de conducción en espaldero alto con medios postes cada 4 metros y un solo alambre (17/15 o 19/17) a 1,60 m de altura, por lo que el costo de inversión es inferior al espaldero alto tradicional con alambres móviles.
Ensayos locales establecidos en la EEA INTA San Juan en Pocito (Palomas, Battistella y Pacheco; 2014) permiten establecer algunas consideraciones con respecto a estos sistemas de conducción, para la variedad Cereza, a saber:
a) Sistema de Cordón Libre: se forma en un cordón bilateral a 1,6 m sobre alambre de estructura y conducción, se realiza la poda de formación que consiste en 10-15 pitones de dos o tres yemas por metro de cordón, aproximadamente 30 a 35 yemas por metro de cordón. Los pámpanos no se conducen y vegetan libremente. De acuerdo al citado estudio, en la variedad Cereza y para un marco de plantación de 2.5 m x 2 m, el rendimiento potencial supera los 30.000 kg / ha. Este sistema permite mecanizar la poda (con posterior corrección de carga manual) y la cosecha, sin embargo, ambas tareas pueden hacerse manualmente.
b) Sistema Poda en Seto: también conocido como box pruning o hedgeshape. La poda mecánica se realiza en invierno con podadores hidráulicos montados sobre el tractor. Los cortes se realizan en los laterales y en la parte superior a una distancia de 15 a 20 cm del alambre, por lo que quedan unidades de poda de longitud variable resultando una densidad de yemas que supera las 50 por metro de cordón. Los brotes crecen libremente, el marco de plantación es de 2.5 x 2 m, el rendimiento potencial para la variedad Cereza es de 40.000 kg / ha. La poda mecánica requiere retoques manuales (estimados en 1 jornal por ha) y la cosecha puede ser mecánica o manual para variedades de racimos grandes.
c) Sistema Poda Mínima o MinimalPruning: este sistema como lo indica su nombre no requiere de podas anuales invernales, solo se hacen intervenciones en verde para generar un despeje de la canopia del suelo que facilite la aplicación de herbicidas y/o contener las dimensiones de la canopia para evitar dificultades en el tránsito de la maquinaria. Con el paso de los años se incrementa el volumen de la canopia, si es necesario, se realizan podas de "rejuvenecimiento", donde se sacrifica un porcentaje de la producción. Este sistema se basa en la capacidad de autorregulación de la planta. La densidad de yemas por metro de cordón es superior a 500, sin embargo el porcentaje de brotación es relativamente bajo, dando origen a brotes cortos con racimos pequeños. El marco de plantación es de 3 m X 2 m, el rendimiento potencial para la variedad Cereza es de 45.000 kg / ha. Tanto la cosecha como la poda sólo son posibles en forma mecanizada.
A medida que se incrementa el número de brotes, estos disminuyen su longitud, el tamaño de las hojas también disminuye, pero se incrementan los rendimientos. Estas variables afectan la relación hoja fruta (centímetro cuadrado de hoja por kg de fruta) por lo que en los sistemas poda mínima y poda en seto es menor que en el cordón libre. A medida que se incrementan los rendimientos, el tamaño de los racimos disminuye y mientras mayor es la carga mayor es el tiempo requerido para lograr la madurez. Sin embargo en nuestras zonas de producción se logra la madurez tecnológica sin problemas.
En función de la superficie y producción de uva (sin cosecha) que es capaz de mantener y producir un trabajador permanente ( un obrero para 5 hectáreas en parral cuyano, un obrero para 9 hectáreas en espaldero y un obrero para 18 hectáreas en seto) se establece que el que el modelo tecnológico no solo tiene impacto en la productividad de la mano de obra en las tareas de poda y cosecha, por la mecanización de dichas tareas, sino también en la productividad de la mano de obra permanente de las fincas.
En resumen el sistema poda mínima es el que insume menos gastos y el de mayor productividad, sin embargo puede tender a sobrecarga del cultivo. No es posible cosecharlo manualmente por lo que la escala puede ser una limitante.
El sistema en seto se muestra como el más versátil. Tiene altos rendimientos y puede cosecharse manualmente (sin importar la escala).
El sistema canopia libre requiere intervenciones manuales para ajustar la carga. Hay mayor control sobre esta. Es el de menor rendimiento.
Finalmente, es importante destacar que los tres sistemas descritos comparten la misma estructura de sostén y la estructura permanente del sistema de conducción, por lo que es posible reconvertir de un sistema a otro con una intervención mínima. La disponibilidad de maquinaria, las exigencias de manejo de canopia o particularidades del destino de la producción, entre otras razones, permitirá definir el sistema más adecuado en cuanto a la función cantidad / calidad / rentabilidad.
Frase
"Estos sistemas son eficientes si comparamos que un trabajador permanente en el parral cuyano produce 175 mil kg, 180 mil en espaldero y 540 mil en un sistema de seto".
Ing Agr. Maximiliano Battistella – Director INTA San Juan