Por el Ing. Tulio Abel Del Bono – Secretario de Estado de Ciencia y Tecnología

Los medios especializados han comenzado a advertir un grave problema que se cierne sobre Argentina, que se denomina "estanflación" y que significa que se suman dos efectos catastróficos: estancamiento (falta de crecimiento económico o, directamente, decrecimiento de la economía, con sus secuelas de cierre de empresas e incremento de la desocupación) más inflación. Esta es una enfermedad poco común de la economía y, por lo tanto, hay poca experiencia para lidiar con ella. El propósito de este artículo es introducir en el debate un posible remedio, que usualmente se ignora y que, a mi juicio, podría ayudar a superar esta difícil situación.

Los dos grandes actores en el mercado de la economía nacional son oferta y demanda. Las enfermedades más comunes de la economía afectan a la demanda. Si esta se contrae, hay estancamiento (recesión) con sus secuelas de baja producción, cierre de empresas y desocupación, pero sin inflación y, a veces, con deflación (baja de precios). Por el contrario, si la demanda se expande más allá de lo normal, hay inflación, pero con pleno empleo, porque el incremento de la demanda hace que se venda todo lo que se produce. Los remedios para combatir ambas enfermedades son conocidos y se han probado varias veces en el mundo. Para combatir la recesión, el Estado puede, por ejemplo, aumentar la demanda con más gasto público ("política keynesiana", por Lord Keynes, economista inglés que propuso esta medida para salir de la "Gran Recesión" entre 1929 y 1935). Para combatir la inflación, el Estado puede proceder al revés: restringir al máximo el gasto público, con lo que contrae el exceso de demanda.

La disyuntiva de la mayoría de los economistas políticos es tener que optar entre "enfriar" la demanda para bajar la inflación o "impulsar" la demanda para combatir recesión y desempleo. El problema acá es que nos encontramos ante una enfermedad de la economía (la estanflación) más rara, porque genera, simultáneamente, estancamiento e inflación. Esto ocurre porque no ataca a la demanda sino a la oferta y no son muy conocidos los remedios para actuar sobre ella. Lo que sí podemos asegurar es que si se tratan de aplicar los remedios que parecen exitosos para combatir enfermedades sobre la demanda, solo se logra agravar el problema o se solucionan las cosas a medias. Por ejemplo, si queremos reducir la inflación solo reduciendo el gasto público sin ninguna otra medida adicional, podemos bajar la inflación, pero a costa de mayor recesión, más quiebras de empresas y mayor desempleo. Por otro lado, si queremos dinamizar la economía solamente aumentando el gasto público, tal vez logremos aumentar los niveles de producción y de empleo pero a costa de un mayor aumento de la inflación.

En resumen, los remedios clásicos y conocidos, que actúan sobre la demanda, no sirven o, en el mejor de los casos, son insuficientes cuando hay estanflación. Las soluciones clásicas conocidas en economía sobre cómo atacar estas enfermedades de oferta son dos: aumentar los niveles de producción y reducir los costos de producción. Las medidas a tomar por parte del Estado para implementar estas soluciones son variadas pero quiero poner a consideración una que le compete directamente al área de ciencia, tecnología e innovación. Se denomina "Innovación Productiva" y consiste en incorporar nuevas tecnologías a los procesos productivos para aumentar cantidad, diversidad y calidad, y reducir su costo de elaboración. Con esto se puede, en forma simultánea, aumentar la producción (salir del estancamiento) y bajar los precios (salir de la inflación). 

"La disyuntiva es tener que optar entre ‘enfriar’ la demanda, para bajar la inflación o ‘impulsar’ la demanda, para combatir recesión y desempleo".

Lamentablemente, la señal que nos llega del Gobierno nacional de bajar a Secretaría el rango del ex Ministerio de Ciencia, Tecnología e innovación Productiva no es para nada halagüeña. No parece que eso signifique que se pretende utilizar a la innovación productiva como dinamizadora de la economía.