La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) eligió el pasado 23 de noviembre a Pau Roca como director general de la organización. Es el primer español en conseguirlo.
Este español sustituye en el cargo al francés Jean Marie Aurand, que abandonará su puesto en diciembre y acompañará la gestión de la actual presidente de la OIV, la enóloga brasileña Regina Vanderlinde.
La OIV, con sede el París, Francia, nacida en 2001 y heredera de la antigua Oficina Internacional del Vino fundada en 1924, ha prestado servicio al desarrollo del sector vitivinícola mundial, dando apoyo científico y técnico a los Estados miembros y contribuyendo a la armonización internacional de normas y prácticas existentes y promoviendo la investigación, reuniendo a los expertos científicos, con el fin de facilitar entre otros, el comercio internacional del vino y de las producciones de la vid.
En nombre del Comité Ejecutivo, el Comité de Dirección asegura que las decisiones de gestión cumplen con las directrices establecidas por la Asamblea General, a la luz de los deberes de la OIV y el Plan Estratégico que ha homologado. A la Mesa Ejecutiva la integran expertos que participan en la comisiones de viticultura, enología, economía y derecho, seguridad y salud , métodos de análisis y uvas de mesa, pasas y productos fermentados de la vid.
Roca alcanza el puesto después de que su competidor Jonh Baker retirará su candidatura. En esta votación el español logró el voto de 40 países del total que conforman la organización.
El español tuvo el apoyo del Gobierno de San Juan y de las entidades empresarias que nuclean a las bodegas, de federaciones y asociaciones de viñateros.
Pau Roca fue propuesto como candidato del Gobierno de España hace justo un año. Pese al firme apoyo de toda la Administración española, dentro y fuera del país, el camino ha sido arduo y han sido necesarias tres votaciones en distintas sesiones de la OIV para que al fin se confirmase el nombramiento.
Roca, que ocupa desde 1992 la secretaría general de la Federación Española del Vino (FEV), tiene una extensa experiencia en el sector vitivinícola español e internacional.
Durante todos estos años, España ha desempeñado un papel muy activo enviando delegaciones de expertos y científicos a sus reuniones coordinados por el Ministerio de Agricultura. Además, fue uno de los ocho países fundadores de la organización.
Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Barcelona y diplomado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, además de haber realizado cursos de administración de empresas en la Boston University y la London School of Economics, Pau Roca (Reus, 1958) fue, antes de asumir su cargo actual en la FEV, responsable de la Feria Internacional del Aceite de Oliva e Industrias afines Expoliva.
En un reportaje dado a la agencia EFE Roca explica que durante más de 25 años ha dedicado su trabajo a la defensa del sector vitivinícola y en este tiempo ha visto siempre la enorme importancia de la existencia de la OIV. Las peculiares características de este sector, que requiere la intervención y tutela de los organismos públicos de Estado, hacen necesario la naturaleza intergubernamental de la organización.
Sostiene que el sector vitivinícola ha tenido históricamente una fuerte vocación al comercio internacional. En las últimas décadas, nuevos mercados se han incorporado al consumo y a la producción, por ello, la OIV debe personificarse como la referencia de conocimiento en un entorno complejo de organismos multilaterales.
Afirma que el viñedo está siendo uno de los sujetos más sensibles al cambio climático, lo vemos año a año, y esto requiere una respuesta en proporción a este fenómeno, que pase por asegurar la sostenibilidad, profundizar en la investigación y adoptar los acuerdos necesarios.
Expresó que "mi visión adquirida en estos años es la de una cadena de valor que va desde el viñedo hasta el consumidor final, que tiene una peculiar configuración muy vinculada a la diversidad regional, a las variedades y a otras formas que han sido objeto de regulación, y que son riqueza y patrimonio de sus actores y que debe preservarse para próximas generaciones.
Por otra parte, veo que muchos países pueden incorporarse en los próximos años a la producción, a la mejora de sus viñedos e innovación de sus productos y al mayor conocimiento del consumidor: aumentar el número de miembros dará a la OIV mayor representatividad mundial.
Soy consciente del activo que representa el colectivo de expertos, científicos e instituciones que forman la red de trabajo, este es el gran capital de la OIV. Al mismo tiempo, el sistema de trabajo requiere permanentes mejoras incorporando nuevas tecnologías y capacidades que garanticen su mayor agilidad, asegurando las garantías de procedimiento y transparencia, y buscando facilitar la participación de todos los miembros.
Son muchos los retos que debemos afrontar y que encaro con ilusión y esfuerzo".