Hacía unos días que el agua había comenzado a colarse por el lado de afuera del baño y se hacía un problema en la casa. Por eso fue que, sobre las 20 del miércoles, Claudio ‘Chavi’ Sosa (42 años, albañil), decidió meterle manos al asunto para ponerle fin a esa fuga. Conectó un alargue y a las mujeres de su casa les pidió un secador de pelo para localizar mejor la zona de trabajo y secar el área en la que iba a operar. Pero no pasó del intento, porque una descarga eléctrica lo sentenció. Cerca de las 21, su familia se cansó de esperar la ambulancia, lo cargó en el vehículo de un vecino y lo trasladaron hasta el Hospital Rawson. Sin embargo, cuando llegaron los profesionales que lo atendieron les comunicaron lo que nunca hubieran querido escuchar: que ya nada se podía hacer. Ayer, el médico que revisó el cadáver de ese hombre le confirmó al fiscal Renato Roca y el ayudante fiscal Cristian Gerarduzzi (UFI de Delitos Especiales) que la causa de muerte fue efectivamente una descarga eléctrica que el albañil no pudo soportar, informaron fuentes judiciales.

Todo pasó en el Lote 6 de la calle Franklin Rawson, en la Villa Estornell, en Rawson.

Allí, Claudio Ariel Sosa vivía con su esposa y sus cinco hijos (de entre 15 y 24 años) y también otros familiares, todos humildes.

Víctima. ‘Chavi’ le decían a Claudio Ariel Sosa. Trabajaba en la albañilería y sufrió una descarga cuando estaba descalzo en un piso mojado y manipulando un aparato con electricidad.

 

‘Puso un alargue y ahí enchufó un secador de pelo. Estaba descalzo, había como un charco de agua y en la mano tenía un alambre, a lo mejor algo tocó con ese alambre y ahí recibió la descarga’, intentó explicar ayer un cuñado de la víctima, Osvaldo González, visiblemente dolido por la pérdida de su familiar igual que Celeste Sosa, hija mayor de la víctima.

Cuando todo pasó, hubo desesperación, gritos y lágrimas entre los familiares de ese hombre que mantenía a su familia con sus trabajos de albañilería y otras changas. En minutos, el caso conmocionó a los vecinos y concitó la atención de la UFI de Delitos Especiales con un equipo de colaboradores, como los policías de Homicidios, Bomberos, Criminalística, quienes secuestraron el secador de pelo y otras evidencias para esclarecer el caso.

Ayer, se imponía la hipótesis de que la muerte de Sosa fue producto de un accidente, en el que el hecho de que la víctima estuviera descalza en un lugar mojado y manipulara un aparato con electricidad, resultó un combo en extremo peligroso. Si de la recolección de pruebas se desprende que no cabe atribuirle responsabilidad penal a ninguna otra persona, el caso pasará al archivo.