Sólo 24 horas después de que el papa Francisco firmara la remera que fue parte del merchandising del acto convocado por el líder camionero Hugo Moyano, en la Basílica de Luján, el arzobispo que comandó la homilía, Agustían Radrizzani, salió ayer a pedir perdón por la misa. "Sé que algunos han sufrido por la misa del 20 octubre, les pido perdón, así como otros se han alegrado. Los invito a todos a caminar juntos para superar la dolorosa brecha que vivimos en nuestra sociedad", dijo el obispo en una carta a los fieles publicada en el sitio web de la arquidiócesis.
En la carta, Radrizzani admitió que "algunos se sienten desorientados o angustiados y me lo han comunicado" ante la realización de la misa, pero aclaró que su intención fue la de "propiciar un clima de diálogo para superar las dificultades que sufren muchos argentinos".
"El pedido para la realización de la celebración de esta misa, 40 días antes de su concreción, fue solicitado por Julián Domínguez (PJ) quien vino en representación de algunos gremios y organizaciones sociales con la finalidad de llegarse hasta el Santuario de Luján para pedir por paz, pan y trabajo en nuestra patria. Ante este pedido, y ante la finalidad que perseguía el encuentro, no creí oportuno negarme a esta invitación", explicó.
Asimismo Radrizzani reiteró que el papa Francisco "no tuvo ninguna injerencia en esta decisión", y precisó que tampoco estuvo "en contacto con ningún gremialista para preparar la misa". "Nunca tuve el deseo de apoyar ni un partido, ni una ideología, ni una persona. Por tanto, no existió intencionalidad política alguna en la celebración, y les aseguro que no he recibido ningún beneficio económico para nuestra querida iglesia arquidiocesana ni tampoco para mi persona", aclaró e insistió en que "como Iglesia no nos identificamos con ningún partido, ni apoyamos ninguna persona en particular vinculada a los mismos".
Por último, señaló que "como Iglesia, nos oponemos a toda forma de corrupción sea manifiesta o solapada" y agregó: "Este renovado tejido social será el medio más eficaz para acudir a los necesitados, tanto de pan como de educación".
La misa, convocada para rezar por la "paz, el pan y el trabajo", fue celebrada el pasado 20 de octubre y despertó fuertes críticas de quienes la consideraron una especie de acto opositor, con la venia de la Iglesia local e incluso del papa Francisco, en momentos en que los Moyano enfrentan distintas causas judiciales por lavado de dinero y corrupción.