Hugo Román.  
DNI 22.063.917-
Rawson

Naciste en plena Villa Krause, sin sede fija, en el seno familiar de gente de trabajo y jóvenes pujantes. Hace más de 50 años llenabas de regocijo a chiquilines y grandes, adoptaste el nombre de la calle Vidart (hoy Félix Aguilar), para ser el "Vidart Football Club". Le agregaste la estirpe de un club inglés. Tus canchas fueron la del "Bosque", la de "Boca" (Unión de Villa Krause) y luego la esquina de Félix Aguilar y Elizondo, la "canchita" conocida por todos. La de los arcos de piedras primero, luego de palos cuadrados con red de bolsas de cebolla, hasta llegar allá por la década de 1980, con los arcos de caño redondo y red de piola.

 

Como olvidarme de jugadores que pasaron por tu tierra o pastito, en esos clásicos enfrentamientos, donde llegaban equipos de todos los rincones de Rawson. Ahí lo ví atajar al "Loco" Martín, y jugar al Tino Poblete, Aldo Rodríguez, "El Batata" Sarmiento, el "Baby" Ocaña, Miguel Aracena, Jorge Cortijo, Manzana Castillo y así un sin fin de jugadores que recalaron en primera división del fútbol local. También era una época de gran apogeo en el vecindario. Llevabas mucha gente en camión a los torneos en Peñarol, las noches de "Baby y Papi fútbol", en Rawson. Luego, "el gigante", de Unión. Llegaste hasta jugar en Mendoza. Pero por sobre todo sentaste los cimientos para acunar chicos de todas las edades. Recuerdo el chocolate para el día del niño, los bailes de carnaval, la colaboración para ayudar a la pavimentación de la calle. Y si de fútbol se trata, 5º, 4º y 3º categoría tuviste.

Los torneos con niños juntaban a toda la familia, los sábados o domingo, paraditos al borde de la línea de cal. Los equipos clásicos que pasaron por tus torneos eran "Avícola El Italiano", "Tintorería Takayama", "Almacén Don Oliva", "Tiendas Vincent", "Camponovo", "Callejón de los Naranjos" y con la calle Godoy era un clásico aparte. A mi memoria llega el recuerdo del día del niño, y la carrera de embolsados, el huevo y la cuchara, los platos de harina con caramelos, el palo encebado y la competencia de comer pan (donde se destacaba Jorgito Vecchio), chocolate y factura en mano y éramos tan felices.

Sea cual fuere el evento, siempre tuvo el respaldo de todos los vecinos, desde la publicidad de Pirilo, hasta las donaciones de los almacenes de los alrededores (Oliva, Hidalgo, La Italiana, etc). Siempre se destacaba la palabra de aliento de un padre o de un abuelo, resaltando los valores de una época marcada por el respeto y la amistad.

Hasta hace unos años se juntaron tres generaciones a compartir un picado de fútbol de amigos el día domingo a la tarde. El club se fue apagando con el ritmo vertiginoso del tiempo, de la tecnología, que nos hace sucumbir a la comodidad de estar en el hogar disfrutando de los placeres de la televisión y otros adelantos. A mi querido club de la niñez, a la "canchita" hoy vallada como terreno privado, sólo queda el darte todo mi agradecimiento por haberme permitido disfrutar y ser tan feliz con tan poco. Agradecer a todos los que colaboraron por nuestro club. El respeto, de parte de varias generaciones de pibes que disfrutamos del fútbol y de la vida. Por siempre en nuestros corazones, el glorioso "Vidart Footbal Club".