Las altas temperaturas, muchas horas al sol directo, olvidar regarlas por varios días o el exceso de riego son algunos de los motivos que pueden llevar a que las plantas se sequen. En algunos casos, no queda nada más por hacer que resignarte y despedirte de tu planta, pero a veces puedes estar a tiempo de rescatarla para que esté a pleno.
Los signos que presenta una planta seca
Por falta de agua: Puntas y/o bordes de las hojas secos o amarillentos. Las hojas están caídas.
Por exceso de agua: Las hojas se vuelven amarillas y posteriormente se caen, además el tallo se puede pudrir.
Pasos para rescatar tu planta por falta de agua
El primer paso es resquebrajar un poco la tierra con ayuda de una pala de jardín o una cuchara. El objetivo es crear huecos amplios para que se filtre el agua, sin dañar las raíces.
Luego de realizar los huecos, con mucho cuidado sujetar la planta, sacarla de la maceta y colocarla en un balde que previamente va a tener agua tibia. El agua debe estar a esta temperatura para que penetre mejor.
Dejar la planta en el balde por 15 minutos o hasta que observes que no pueda absorber más agua y ubícala en un plato para que drene.
Rociar las hojas y esperar.
La observación en este punto es vital. Si la tierra se mantiene húmeda, pero las hojas no se hidratan, significa que es demasiado tarde. Si en cambio los tallos comienzan a engrosarse y las hojas van adquiriendo su verde tradicional, se ha salvado y es momento de pasar la planta a su maceta.
Una vez en la maceta poda aquellas partes secan que no se han recuperado y no vuelvas a descuidar tu planta.
Pasos para rescatar tu planta por exceso de agua
Si el problema es el exceso de agua, sacar la planta de la tierra encharcada y lavar las raíces con agua hasta eliminar la tierra adherida.
Para saber que la planta aún continúa viva hay que observar las raíces. Si son de un color oscuro, se deshacen al doblarlas y no tienen “pelos” finos, significa que tu planta ha muerto. Si la raíz aun está sana, elimina las partes de mal aspecto, de manera que quede compacta.
Llevar la planta a una nueva maceta, con sustrato que permita un buen drenaje. Regar para asentar la tierra, colocar la planta y llevarla a un lugar luminoso, pero sin sol directo durante algunos días.
Aguardar hasta tres semanas a la espera de signos de crecimiento de la planta, manteniendo en todo momento la humedad, sin que sea excesiva.
Sea cual sea el problema de tu planta, se puede salvar siempre y cuando le apliques los cuidados necesarios. No olvides que es un ser vivo que además aporta vida a tu hogar.