Señor director:
En Capital y Gran San Juan existen reductores de velocidad para todos los gustos, con distintos nombres y con una misma misión: que los conductores bajen la velocidad de sus vehículos y evitar colisiones y accidentes. Sin embargo, cada vez hay más polémicas al respecto. Muchos son quienes se preguntan: "¿Para qué están las leyes de tránsito, si no se aplican?”. ¿Por qué hay más y más obstáculos para circular? Otros vecinos comentan que las calles de la provincia ya parecen caminos con obstáculos y que cada vez se torna más difícil transitar. Están quienes especulan en que pueden haber intereses económicos detrás de estas construcciones en la vía pública.
No se puede tener un policía en cada esquina o un policía para cada ciudadano. Todos debemos hacernos responsables ante las leyes. Para eso fueron debatidas y promulgadas por el sistema democrático en el que vivimos.
