El 9 de julio de 1816 es una fecha de trascendental importancia para la Argentina, especialmente porque en ese momento convergieron dos hechos destacados: la declaración de la independencia de una nueva nación que nacía a la luz del mundo, y la organización final del plan de guerra de José de San Martín, que garantizaba la independencia y llevaría el triunfo de los revolucionarios más allá de la Provincias Unidas del Río de la Plata.

La declaración de la independencia junto a la Revolución de Mayo son dos hechos esenciales en los que se basa la historia de nuestro país como nación libre y soberana. Para entender los valores que sustentan estos acontecimientos resulta necesario adaptar la esencia de esos grandes ideales a los retos de la actualidad y volver a enfrentarlos de manera conjunta. El fortalecimiento del diálogo político, la coordinación y la cooperación, tanto a nivel bilateral como regional, constituyen la fórmula utilizada en el pasado y el presente para hacer frente de manera exitosa las dificultades que se nos presentan como país.

Las diferencias que se establecen entre una época y otra es que cuando se dieron todos estos acontecimientos eran tiempos en los que prevalecía el honor, la valentía, la honestidad y se estaba en búsqueda del bien común por encima de todo. En la actualidad algunos de estos valores se han trastocado y es muy distinto como se piensa ahora respecto a años anteriores.

Se puede decir que la Argentina nació a la vida independiente gracias a este proceso, pero también al influjo de un ideario emancipador que reivindicó la libertad como atributo inherente del hombre y como condición esencial para el desarrollo de sus pueblos.

Lo fundamental del Congreso de Tucumán es que los 33 diputados de las distintas jurisdicciones provinciales que asistieron a esta convocatoria firmaron la declaración de la independencia con la voluntad de investirse del alto carácter de una nación libre e independiente de la Corona española. A esto luego se le agregaría el término "y de toda dominación extranjera" dejando expresamente manifiesta la voluntad de emancipación que había en ese momento histórico del país.

De manera anecdótica podemos señalar que a pesar de toda la significación que tuvo el 9 de julio como fecha histórica de gran trascendencia, no fue celebrada hasta después de 1835, en que llegó Juan Manuel de Rosas y decidió instaurarla. Anteriormente la decisión gubernamental de no promocionar el Día de la Independencia y celebrarla en conjunto con el 25 de Mayo, le quitó el brillo correspondiente e hizo que para mucha gente pasara desapercibida.

Tras el reconocimiento de la fecha, se comenzó cada año a realizar los, ahora tradicionales, actos oficiales, desfiles y otras demostraciones, como la que tendrá lugar hoy en Zonda, y con las que se debe continuar rescatando los valores que movieron el ideario independentista, para que sirva de ejemplo a las generaciones más jóvenes.