Señor director:
Hay quienes pretenden justificar el aborto cuando la vida de la madre está en peligro. Entonces se dice que la madre tiene más derecho a la vida que el hijo. Pero la ley natural manda respetar toda vida humana. No se puede agredir directamente la vida de la madre ni la del hijo. Toda vida humana tiene esencialmente el mismo valor. Por lo tanto, hay que hacer todo lo posible para salvar ambas vidas. Existe un mayor número de madres que han muerto o han quedado con achaques por realizar un aborto que parecía “indicado” médicamente, que entre aquellas que lo han rechazado sin vacilar. Por otra parte, son funestas las consecuencias psíquicas que quedan en la mujer. Se podrá dar muerte al niño en el seno de la madre. Pero nunca se le podrá dar muerte en su corazón, ya que la madre quedará unida para siempre a su hijo. El mismo hombre queda profundamente conmovido en su psiquismo por haber inducido, colaborado o consentido en que se dé muerte a su hijo mediante el aborto. Todo aborto provocado, entre ellos, el llamado “terapéutico”, constituye un homicidio, en particular si se considera que se elimina a un ser humano, lo más inocente en absoluto que se pueda imaginar; un ser débil, totalmente confiado a la protección y cuidado de la mujer que lo lleva en su seno.
