Señor director:
Les hago llegar mi humilde opinión sobre una publicidad que tiene como figura principal a una niña de corta edad en la que ponen en su boca una terminología no apropiada. A los mayores y a mí, en particular, que soy maestra y siempre tuve con mis alumnos un trato cordial, pienso que las palabras que dice la niña la pondrán en una situación difícil de entender y hará que su cabecita dé vueltas y vueltas para comprender el verdadero sentido de esas palabras.
¿Por qué no dejamos que vivan su niñez como niños? ¿Por qué los vamos a introducir en el mundo conflictivo de los adultos enfermos?
Dejemos que vivan su infancia sanas con palabras como: ¿Jugamos a ser bailarinas? ¿Recitamos versos, cantamos? ¿Jugamos a las carreritas? y tantos otros juegos de niños donde se diviertan sanamente sin introducirse en problemas que sólo les complicarán su niñez.
Los adultos tenemos la obligación de hacer que tengan una infancia feliz. Si logramos esto habremos conseguido un adulto feliz, sin complejos ni temores.
Dora Armendariz
DNI 3.902.052
