Fotos: Daniel Arias

Todavía estaba en plena actividad como parte del jurado de proyectos para el Instituto Nacional del Teatro cuando recibió un llamado clave. Ese que le puso un gran desafío a su rutina y que la llenó de sueños e ilusiones por volver a subirse al escenario del Teatro Sarmiento, no ya como bailarina, ni actriz ni tampoco en su rol de artista-investigadora, tal como le gusta autodefinirse a Gisela Ogás Puga porque considera que la conjunción de palabras reúne sus profesiones y sus pasiones. En realidad, la convocaban para un rol fundamental: ocuparse de la gestión artística de este emblemático espacio cultural de la provincia. No pudo negarse, sino que por el contrario, apelando a contactos, colegas y profesionales que admira, quiere llenar de actividades para todos los gustos.

¿Cuál es tu lugar el rol en el Teatro Sarmiento?

Desde la Secretaría de Cultura del Ministerio de Turismo y Cultura me convocaron para coordinar cuestiones artísticas. Mi propuesta es darle otro perfil al Teatro Sarmiento, que lo tiene todo y que es parte de la memoria emotiva de todos los sanjuaninos: por que quién no fue público una o muchas veces allí y quien, quizás los más privilegiados, pudimos subir al escenario a mostrar lo que sabemos hacer. Eso sí, la idea es armar por primera vez una agenda propia de espectáculos y propuestas artísticas para conjugarla con los pedidos de alquiler de sala que, sin desmerecer, es lo que se venía haciendo hasta ahora. Queremos que convivan ambas acciones pero a su vez generar una programación de actividades para revalorizar este espacio.

¿Hasta ahora este teatro ha sido receptor de producciones más comerciales y de institutos educativos-artísticos solamente?

Se puede decir que sí y son válidas porque tienen su público. Es más si no fuese por esas producciones probablemente muchas de las obras fantásticas de este circuito jamás hubiesen llegado a la provincia. De hecho, en el 2017, fueron casi 100.000 espectadores al Teatro Sarmiento. Pero también es necesario que este teatro le abra sus puertas a la comunidad, que sirva para formar, para crear y accionar y también para recrear al público. A mí me puso muy contenta cuando me convocaron porque me daban la oportunidad de revalorizar un espacio emblemático para la cultura sanjuanina.

 

¿Ya se dio el primer paso?

El sábado 7 de abril pasado se estrenó un espectáculo pensado y armado para el Teatro Sarmiento. Dos artistas e investigadoras porteñas, Denise Cobello y Carla Pessolano montaron "La escena entre dos fuegos, conferencia performática”. Esta fue la primer actividad y fue mucho más que una conferencia. Fue un espectáculo con luces y sonidos, en un espacio no convencional como es el hall del teatro e inclusive el descanso de las escaleras que llevan al pullman. Todos quedaron sorprendidos por la propuesta desde el comienzo porque nadie se imaginaba que se iba a realizar en un lugar de paso o donde uno solo se dedica a mirar quien vino o que ropa se puso. Allí hubo teatro y el público, mucho más del que habíamos pensado, tuvo un papel activo. Fue un espectáculo diferente, perfomático, liminal, por así llamar a lo que está en el límite de varias artes. Después hicimos un espacio de desmontaje o de análisis donde pudimos hablar del espectáculo, preguntar a las actrices, exponer diferentes miradas. Eso le dio otra cuota de interés como puntapié inicial.

 

Y ahora, ¿cómo se sigue?

Va a ser un proceso porque además de que el teatro tiene mucha actividad comprometida, estamos armando la programación. El camino recorrido en distintas instancias, como investigadora, me ha permitido conocer mucha gente y tener contactos, dentro y fuera de San Juan. Y eso ha generado muchos ofrecimientos para este teatro. De todos modos, ya tenemos algunas precisiones: en unas semanas vamos a hacer un seminario taller con el compositor y dramaturgo, Diego Araujo, que también es director y docente de los Institutos Superiores de Formación Artística de la provincia de Chubut sobre "La música como principio constructivo de una obra dramática”. Lo ví en la última Fiesta Nacional del Teatro en Mendoza y me encantó su propuesta de espectáculos totalmente atravesados por la música, no como un código teatral más sino como parte constructiva del espectáculo. Me pareció interesante que los artistas locales podamos repensar el rol de la música no como complemento de la acción sino un rol propio. Lo vamos a llevar adelante en el mes de junio.

¿El cronograma propuesto sólo incluye capacitación para los hacedores o hay espacio para el público que le gusta ver teatro?

Hay propuestas para ambos públicos. Por ejemplo, estoy en tratativas con los responsables del programa "Teatro por la Identidad” que crearon las Abuelas de Plaza de Mayo en el 2000, convocando ad honorem a dramaturgos, actores y directores para que hagan obras con la temática de la identidad, no solamente respecto a la desaparición de hijos y nietos durante la dictadura militar, sino para reflexionar sobre la identidad que nos atraviesa a cada paso. Muchas de las obras tienen que ver con la Dictadura, otras no. Solo se refiere a esto de quién soy y de dónde vengo. Existe la posibilidad de que algunas de estas obras viajen a las provincias y me encantaría que lleguen a San Juan a emocionarnos a todos. Algo parecido puede hacerse con las obras del catálogo del Instituto Nacional del Teatro (INT), que son obras fantásticas, de mucha calidad artística y como si fuera poco son trabajos de hacedores de todas las provincias argentinas. Vale la pena verlas.

Se van a sumar también las obras galardonadas por los Premios Teatro del Mundo, del cuál soy jurado desde el 2010 y al cuál se incluyó al trabajo de la comunidad teatral sanjuanina en el 2012, con el privilegio de ser de las pocas provincias que se ponen bajo la óptica de una instancia de selección. Sería un sueño armar un circuito con algunas de esas obras ganadoras. Por supuesto que vamos a proponer un calendario que sea realista y que los interesados puedan ver y disfrutar. Además la idea es que cada vez que se presente un espectáculo, se va a armar a posteriori un espacio de reflexión, de devolución o de intercambio entre los artistas y el público para que no sea el aplauso y cada uno se vaya, sino crear un contacto, una mirada, un pensamiento.

¿Habrá lugar para las producciones locales? ¿O es que los teatristas locales le tienen miedo al Teatro Sarmiento porque su sala es muy grande?

Claro que es un espacio grande, con capacidad para 850 personas por función. De todos modos, no creo que los teatristas le tengan miedo, lo que pasa es que por muchos años no fue considerado como espacio posible o imaginable. Ahora sí se está empezando a ver de otro modo. De hecho, hay hacedores independientes que ya se pusieron a trabajar. Por ejemplo Benjamín Slavutzky trajo una idea muy interesante que se va a concretar el 9 de junio próximo. Se va a llamar "Teatro Express” y va a ser cogestionado con la Secretaría de Cultura. Durante esa jornada se va a convocar a directores, actores, dramaturgos, escenógrafos y técnicos, se van a tener que dividir en equipos y van a tener que hacer in situ un trabajo de laboratorio y de improvisación. Al final del día, el público va a poder ver los resultados del trabajo en los distintos espacios que tiene el teatro: el hall, la sala grande, la sala Carmen Peñaloza que sirve de foyer para el pullman, los camarines. Es una propuesta super creativa y netamente sanjuanina.

También tengo un proyecto para hacer un concurso para la generación de los sub-35. Será una convocatoria para estos jóvenes atravesados por la tecnología y la inmediatez, por la información y por la apertura para ver espectáculos por plataformas de Internet, para que presenten sus propuestas teatrales. Además ya funcionan los talleres que tuvieron un éxito impresionante con más de 800 inscriptos para hacer teatro, percusión, guitarra, danza contemporánea o folclórica, clown y máscaras e inclusive Papelnonos, una propuestas para hacer instrumentos de papel para adultos mayores. Hay mucho entusiasmo.

¿Sólo se subirán al escenario obras de teatro?

Ya están programados un ciclo de jazz, otro de danza, una clínica de percusión y otra de guitarra con una importante visita del exterior. Más un ciclo de conferencias con referentes del arte sanjuanino. Va a haber un evento de cine y teatro con figuras nacionales. Y algo que me llena de orgullo, un homenaje a Oscar Kummel, surgido por iniciativa de Víctor Hernando, un investigador del área Mimo y Movimiento del Instituto de Artes del Espectáculo de la UBA (Universidad de Buenos Aires) , homenaje que se hace a los grandes maestros. Será en septiembre e incluirá seminarios, espectáculos, talleres, charlas, muestras fotográficas y de video.


¿Las aspiraciones son convertirse en un Teatro San Martín, como el de Buenos Aires, que combina espectáculos con escuela de arte?

Mi horizonte es ese. Que sea un espacio de formación, de creación y de por supuesto de recreación. Y diría más, no hace falta ser como el San Martín, sino como el Teatro Sarmiento, que tiene toda su historia y todo su potencial.

Técnicamente, ¿está a la altura de los requerimientos?

Está dotado con todo lo tradicional y formal que tiene que tener un teatro. por supuesto que todo lo nuevo y tecnológico no lo tiene. Estamos bregando para conseguirlo.

¿Las actividades ofrecidas tendrán costo o se programan como propuestas libres y gratuitas?

La mayoría son con entrada libre y gratuita, pero otras, tendrán un costo mínimo por una cuestión de producción y logística propia de la actividad. La iniciativa es que se convierta en un polo cultural más, al que el Estado abre sus puertas para dar accesibilidad a la mayor cantidad de gente y que sirva para generar más propuestas.

¿Hay público de teatro en San Juan?

En los últimos tiempos cambió rotundamente. Yo soy una espectadora teatral desde chica, por iniciativa de mi familia y por mi gusto personal. Así es que soy testigo de esta transformación. Hasta hace algunos años siempre éramos los mismos los que íbamos a ver teatro sanjuanino, una especie de grupo reducido. Ahora hay más propuestas y más gente que las elige no sólo para disfrutarlas desde la butaca, sino también interesada en formarse en lo teatral.

 

En primera persona

 

Lo primero que se le viene a la memoria a Gisela, es la primera vez en su vida que se subió a un escenario. Justamente fue en el Sarmiento, ni más ni menos.

"Cuando me llamaron para trabajar acá me puso muy contenta porque en este escenario han pasado cosas muy importante para mi vida profesional y personal. Yo he actuado en el Sarmiento por primera vez. También he bailado con Juan Carlos Abraham y actué con Víctor Laplace. Y vi aquí las obras del gran maestro sanjuanino Oscar Kummel y tomé cursos con él que marcaron mi carrera. Nada de eso puedo obviar ni olvidar”, dice y reconoce que lo mismo le pasa a muchísimos sanjuaninos.

Gisela terminó el secundario y los 11 años de Declamación y Arte Escénico con una paradoja: de chiquita huía de los escenarios cada vez que le tocaba decir una poesía -su otra gran pasión-. Sin embargo, con los años, le fue perdiendo el miedo a las tablas. De hecho, su primer actuación (con la que se recibió y esa que la remite al Sarmiento), fue con dos papeles en "Bodas de Sangre”. No pasó mucho tiempo para que hiciera su primer taller de teatro. No llevaba más de un par de clases cuando llegó al Sarmiento, Víctor Laplace.

"Hizo un casting. Lo primero que preguntó es quien tiene experiencia y quien no. Yo caraduramente me ubiqué entre los que tenían experiencia. Y fue con suerte porque amablemente despidió a los que no tenían y se quedó trabajando con el resto. No sé que me habrá visto pero quedé seleccionada -junto a Ana Heredia y Julio Massi- para la obra "La pasión de Don Juan”, basada en textos de distintos autores de la literatura universal sobre el personaje de Don Juan. Era hermosa. Desde entonces seguimos en contacto”, cuenta. Nunca dejó de ver teatro, si de actuar para dedicarse de lleno a la carrera de Letras, la que ejerce actualmente en la UNSJ y la que le abrió otro camino, el de la investigación. Fue becaria como alumna en el Instituto Guiraldes y ganó dos becas para doctorarse en el Conicet investigando el teatro sanjuanino. Eso la obligó a vivir en Buenos Aires por cinco años, un buen escenario para conocer gente, famosa y no tanto, eso sí muchos eruditos y estudiosos. De hecho, con algunos de ellos ha escrito capítulos de libros o para revistas científicas internacionales. También se ha convertido en crítica teatral y jurado, tanto de los premios Teatro del Mundo que otorga la UBA como así también jurado de calificación de proyectos -como representante de Cuyo- para el Instituto Nacional del Teatro, rol que ocupó hasta hace poco.

Solo una vez fue asistente de dirección teatral y le encantó. Ahora sueña con volver a actuar. Eso sí, lo que nunca imaginó es estar en el lugar de quien coordina la parte artística del Teatro Sarmiento, un lugar que adora, por su historia y por el potencial que tiene.