En línea con contribuir al “ahorro” nacional que pregona el presidente Mauricio Macri, la Cámara de Diputados puso en marcha un sistema de ingreso con identificación de la huella dactilar, que desde el 1° de noviembre permitió detectar 200 empleados que no se presentaron a trabajar y que ya están en proceso de cesantía. La segunda etapa arrancará luego de esta “primera depuración”: un plan de retiros voluntarios al que podrían adherirse los empleados de planta permanente, unos 900 sobre el total de agentes de la casa, que son 5.589 entre permanentes y transitorios.
La secretaria administrativa de la Cámara Baja, Florencia Romano, trabaja en estas reformas impulsadas por el presidente del cuerpo, el macrista Emilio Monzó. Romano confirmó a Clarínque en “marzo o mayo”, según resulte más conveniente, se abrirá el proceso de retiros voluntarios. Si los 900 agentes en condiciones de hacerlo adhirieran, implicaría un “ahorro” de 180 millones de pesos anuales en gastos de personal.
Pero Monzó tomó la decisión de posponer la puesta en marcha del plan de retiros voluntarios -acordados en la última paritaria con los tres gremios de empleados legislativos, aclara Romano- para hacer un “primer gran filtro” que permita dar de baja a los “ñoquis” que desde que se implementó el sistema biométrico -el 1° de noviembre- nunca se presentaron a trabajar. Son unos 200, a los que se notificó e inició trámite de cesantía y serán echados. Unos 30 anticiparon su pedido de renuncia.
“Es que si lanzábamos la huella biométrica y los retiros al mismo tiempo, mucha gente que hace años no trabaja iba a adherirse y llevarse un beneficio que queremos que sea para aquellos que cumplen con sus tareas”, explicó Romano.
A mediados de diciembre, el “primer corte” de evaluación del nuevo sistema de control permitió establecer 700 irregularidades, como ausencias sin justificar. Pero el proceso es “continuo” porque si un agente tiene 10 faltas sin justificar se lo cesantea.La política de presentismo busca restablecer un “orden” para luego rever la estructura orgánica de la Cámara, perfiles de los puestos, e impulsar concursos administrativos para ocupar los cargos, indicó la funcionaria.
Romano resaltó que a diferencia de anteriores administraciones, los diputados salientes que se retiraron el 10 de diciembre se fueron con sus asesores contratados porque Monzó no habilitó ningún pedido de pase a planta permanente. Así desde diciembre de 2015 la planta total bajó de 5.760 a 5.589 empleados. En el Senado hay otros 5.020 agentes y también habrá retiros voluntarios abiertos a la planta permanente. Desde febrero también controlarán el presentismo con la huella dactilar.
El nuevo sistema de control del personal alteró el escenario habitual de “la casa”. Cuentan que los primeros días, había gente con valijas -bajados de algún avión o micro-, que daba vueltas por los pasillos. Los bares de la zona abarrotados lo mismo que el comedor del anexo de Diputados, donde hacían “el aguante” los que habían llegado a poner la huella y no tenían tareas asignadas.
Fuente: Clarin