Con un primer tiempo con algunas dudas y una segunda etapa contundente. Con pinceladas de gran fútbol, con buenas combinaciones ofensivas y algún error en el fondo que no pudo ser aprovechado al máximo por su rival. Festejó River. Le ganó a Temperley 4-1 en el Monumental y no se baja de la pelea. Con dos goles de Lucas Alario (uno de penal), uno de Sebastián Driussi y otro de Camilo Mayada se puso a siete puntos de Boca, pero tiene un partido menos (contra Atlético Tucumán) y en la próxima fecha visita la Bombonera.
La diferencia que marca la tabla de posiciones o los promedios del descenso en el fútbol argentino no suele ser la misma que se ve en la cancha. Para muestras vale con ver a este Temperley que lucha por mantener la categoría y se anima a jugar de igual a igual contra los grandes, que llegaba al Monumental después de vencer nada menos que a San Lorenzo y a Racing y que también se le animó a River hasta donde pudo.
Así quedó claro desde el primer minuto. De mitad de cancha para adelante el Celeste se anima a jugar y llegaba al área de Batalla con varios jugadores. River, como es costumbre, tuvo la pelota y la manejó con criterio, con Ariel Rojas como eje.
El primer tiempo fue parejo. El equipo de Marcelo Gallardo tomaba las riendas pero no estaba fino en los metros finales. Hasta que Temperley falló en la salida y entre Rodrigo Mora y Lucas Alario armaron un golazo que destrabó el partido. Doble pared y definición ajustada de Alario para el 1-0.
River había conseguido lo más difícil. Pero la alegría le duró muy poco. Mauro Guevgeozian pivoteó como siempre y abrió la pelota a la derecha para el ingreso de Cristian Chimino que llegaba como un tren. El defensor, que suele ser rústico, se tomó su tiempo y definió con mucha clase por encima de la salida de Augusto Batalla.
En el segundo tiempo River pudo marcar la diferencia. Temperley ya no logró mantener el ritmo. A los 17 minutos, un remate del Pity Martínez pegó en la mano de Aguirre y el árbitro Fernando Echenique cobró el penal que Alario, con un buen derechazo contra el palo izquierdo, transformó en el 2-1.
Fue un mazazo para el Gasolero. Y la tranquilidad que necesitaba el local para empezar a gestar el triunfo. A los 24, llegó el tercero que liquidó la historia. Chimino dudó en la salida y el Pity Martínez lo presionó hasta quitarle la pelota. Con ventaja, la puso al medio y encontró a Driussi en el corazón del área que la empujó al 3-1.
El cierre fue para florearse. Decorar la goleada con un golazo de Camilo Mayada. Y empezar a pensar en Boca.
River le manda un mensaje a su clásico rival. Está vivo. No se baja de la pelea por el título: ya le recortó puntos por el empate de Boca en La Plata y quedó a siete, pero con un partido menos ya que debe el postergado con Atlético de Tucumán. Y el próximo domingo se verán las caras en la Bombonera.