Venía con el pecho inflado y al llegar se le pinchó por completo. Cristian Solera (30) reconoce que el orgullo se transformó súbitamente en bronca y desazón, porque pasó de ser reconocido en Corrientes por su ayuda en la lucha contra los incendios a llegar y amargarse a más no poder al darse cuenta de que ladrones habían robado y causado destrozos en su casa de Pocito. El ataque ocurrió sobre las 22 del último sábado. Las cámaras de seguridad de un vecino captaron a dos motos con cuatro sujetos que se bajaron y accedieron a la propiedad por un boquete que hicieron en el alambrado perimetral.
Cristian, además de trotamundos, es una especie de cazador de catástrofes. O, más que cazador, un voluntario dispuesto siempre a dar una mano. Dijo que estuvo ayudando, por ejemplo, en Australia, cuando ese país estuvo asediado por incendios. También fue un baluarte acá cerca, en su Pocito natal, cuando el terremoto de enero del año pasado dejó sin nada a varias familias. Y su última misión fue Corrientes. "En este último tiempo estuve en Dinamarca, República Checa e Irlanda, haciendo voluntariados. Después me fui a Canadá y hace tres semanas me vine. A Corrientes me fui a dedo, llegué el martes de la semana pasada después de viajar como en 15 o 20 vehículos de todo tipo", contó el muchacho, que estuvo la mayoría del tiempo prestando colaboración en el Parque Nacional Iberá. "Con mi drone tomaba imágenes y daba las coordenadas de donde estaban los focos de incendios. Allá hasta me hicieron un reconocimiento por mi ayuda", sostuvo.
Sin embargo, el recibimiento en San Juan no fue el esperado. Todo lo contrario, porque cuando llegó, el domingo por la siesta (de Corrientes había salido el viernes, también a dedo), se encontró con la pesadilla: "Cuando uno llega lo que quiere es abrazar a su familia, comerse un asado, contar lo que vivió. Yo me encontré con mi vieja llorando y con Valentino (su hijo de 6 años) preguntándome por qué ahora la casa está fea".
La vivienda está ubicada sobre Calle 14, entre Mendoza y Aberastain. Es una prefabricada que él acondicionó para alquilar a turistas cuando se va de viaje. En enero de este año largó con el proyecto "El Rolo Cabaña", inyectando buena cantidad de dinero. Los delincuentes no lograron entrar, pese a que violentaron los ingresos. Pero afuera sí hicieron las suyas: se robaron la bomba de la pileta, cortaron los cables y se llevaron todas las lámparas (unas 10) que la víctima había instalado en una especie de pasillo que hay al ingreso, arrancaron varios metros de una tela que recubría el alambrado perimetral y hasta desenterraron cables del tendido eléctrico para también llevárselos.
"He perdido, tranquilamente, más de 150 lucas. A eso hay que sumarle que ahora me pierdo de alquilar hasta arreglar todo, hoy (por ayer) venía una gente de Córdoba y les tuve que cancelar", lamentó. Y cerró: "Estuve trabajando en el exterior para invertir acá, para establecerme acá. Pero ahora me quiero ir a la m…, yo en Argentina no gasto ni un centavo más".