
De hacer jueguito con Juampi Sorín y la futbolista brasileña Natalia Guitler en Ovo Beach de La Mansa, en Punta del Este, a la pretemporada de River Plate, donde es parte del plantel. Así es hoy la vida de Rocío Oliva (28) después de su separación de Diego Maradona (58), que confirmó en una respuesta a una seguidora de sus redes sociales. Muchas cosas se han dicho. Pero aquí está su palabra, una de las más buscadas en los últimos días.
–¿Cuándo fue exactamente la separación?
–La decisión la tomamos antes de Navidad, pero ya lo veníamos hablando. Estaba como programado, pero había que darle el corte.
–¿Por qué llegó la ruptura?
–Los 30 años que nos llevamos pesaron un poco. El amor que nos tenemos es grande, pero se desgastó. Diego tiene su edad, yo la mía, y a veces él quiere cosas que yo no. Entonces era preferible cortar.
–¿Qué cosas querías hacer vos que él no aceptaba?
–Terminar este año mi carrera de futbolista en River y estudiar para ser directora técnica, algo que empecé a distancia desde Dubai. Cuando me reciba quiero entrenar a un equipo. En definitiva, hacer algo con mi vida. La realidad es que estuve seis años con él y, si miro hacia atrás, siempre estuve parada en el mismo lugar: no hice nada más que acompañarlo. Pero Diego es así: si estás con él sólo es él y tenés que seguirlo.
–Entonces, lo que vos no querías era ir a México…
–México no era el tema. Yo lo acompañaba si allá podía hacer cosas para mí. Pero no si era para estar todo el día encerrada en casa cuando él se iba a entrenar. Necesitaba espacio para mis cosas.
–¿La "vida maradoniana" te terminó ahogando?
–Hmmm… Fue una decisión. Una mujer puede decir "ok, voy a estar todo el día así" y está todo bien. Pero yo ya no quería.
–Muchas veces se dijo que se iban a casar. ¿Por qué no se dio?
–La idea de todo el mundo, cuando se casa, es hacerlo para toda la vida. Y yo no quería vivir toda mi vida de esa manera. Por eso no le dimos mucha rosca al tema. Nos comprometimos con la idea de casarnos, pero yo después me di cuenta qué es lo que iba y qué es lo que no. No me iba a casar para divorciarme al poco tiempo. Pero tampoco es que yo le dije que no: la decisión fue de los dos, lo hablamos. Y después ninguno insistió.
–¿La decisión de terminar fue tuya?
–Como te dije, lo hablamos. Y la charla fue adulta. Pero el corte lo debía dar uno de los dos, y fui yo. En realidad, pensamos hacerlo un montón de veces, pero nunca nos dejamos, siempre estábamos juntos.
