Puesto ingrato si los hay es el del arquero. Y Agustín Rossi, el héroe de la definición por penales ante River, demostró que siempre hay revancha. Que nunca hay que bajar los brazos pese a todas las adversidades. Es que Rossi en su historia con Boca pasó todas. De aquel nacimiento futbolero con Chacarita Juniors y el enorme paso adelante que fue Defensa y Justicia, llegó el salto gigante al arco de Boca. Lo asumió, lo bancó pero no tuvo tal vez todo el respaldo que merecía y fue moneda de cambio para que Andrada dejara Lanús y se convirtiera en el dueño del arco boquense. Y Rossi la bancó callado. Fue al Granate, rindió como profesional y esperó su regreso a Boca para tratar de encontrar esa chance que necesitaba. Lo terminó ayudando la pandemia porque sacó a Andrada por varias semanas y en el Superclásico, encontró ese remanso. Dudó algo en el gol del empate de River, pero en los penales acertó contra Angileri y contra Ponzio para meter a Boca en la semifinal y disfrutar su revancha.
Rossi y su pequeña pero gran revancha
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