En un kiosco donde tomó algunas cervezas y se fue sin pagar, el último sábado al mediodía en Santa Lucía, lo escucharon decir que esperaba al jubilado Ramón Eduardo Molina (85). Horas más tarde, y ya con un conocido en la zona de Rivadavia al que le vendió el celular de la víctima, dijo que se había ‘peleado con un viejo’. En esa zona también vendió la rueda de auxilio del Renault Megane de Molina, como si nada. El hecho de no cerrar la boca y de moverse en un auto que a todas luces no era suyo, aparecen ahora como algunas de las pruebas más contundentes contra el mendocino José Luis Salinas (46), el único detenido por el crimen de ese jubilado que tenía su casa en un predio donde había construido un taller metalúrgico y un salón que alquilaba en Ruta 20 al 6200 Este, en Santa Lucía.

Hasta la suela de las zapatillas que le secuestraron a Salinas coinciden con las huellas encontradas en la casa de la víctima, dijeron. El detenido y Molina se conocían, porque Salinas trabajaba en el taller metalúrgico que Molina alquilaba al patrón del detenido y de vez en cuando hacía algunas changas con el jubilado, dijeron fuentes judiciales.

Por eso creen que el último sábado, el ahora sospechoso mató a golpes al anciano para ocultar el robo que había ido a cometer, tal vez pensando que el jubilado no estaría en su casa.

Todo indica que el hecho ocurrió en la siesta y que Salinas se valió de puños, patadas o algún elemento ‘romo’ para golpear la cabeza del anciano hasta darle muerte, para luego huir con su auto, su celular, su tarjeta de débito, herramientas y al menos $130.000 que había cobrado de un alquiler, indicaron.

Víctima. Ramón Eduardo Molina (85).

 

Creen que el homicidio ocurrió en la siesta, porque en esa franja horaria las cámaras captaron el movimiento del Renault Megane rumbo al este. En esas imágenes, hasta puede verse parte del rostro de Salinas que, al parecer, actuó sin ningún cómplice, indicaron.

El robo está acreditado porque en poder de Salinas incautaron la tarjeta de débito del fallecido y también el vehículo. Además, están los testimonios de las personas que lo señalan como el sujeto que vendió el celular, la rueda de auxilio del vehículo, o la que dijo haberle recibido la tarjeta en las compras que hizo, precisaron.

Para los investigadores que comandan los fiscales coordinadores de la UFI de Delitos Especiales, Adrián Riveros e Iván Grassi, también está probada la conexión de Salinas con el robo y el homicidio. En el contexto probatorio, destacan como otro indicio, el hecho de que el sospechoso huyera en micro hacia Mendoza en horas de la siesta del lunes, cuando trascendió que habían encontrado muerto al jubilado.

El hallazgo ocurrió a mediamañana, cuando uno de sus cuatro hijos, Daniel, lo encontró boca abajo en el piso del comedor, sólo con su ropa interior y ensangrentado.

Sobre las 22,30 del mismo lunes, Salinas fue detenido en la casa de su hermana en Mendoza. Allí registra varias causas por delitos contra la propiedad, pero ninguna condena, dijeron. Ahora enfrentará una investigación que puede acarrearle la pena máxima, porque matar a una persona para que después no lo acuse por haberle robado, es un delito que se castiga con perpetua.