Unas 3.700 familias que dependen de forma directa e indirecta del trabajo en salones de eventos esperan poder volver al ruedo desde el mes que viene. La última reunión que tuvieron los representantes del sector con las autoridades gubernamentales les ha permitido empezar a vislumbrar una luz en el camino y por ahora la propuesta incluye celebrar casamientos o cumpleaños de 15 con catering, sin superar aproximadamente el 40% de la capacidad del lugar y tener hasta un artista en vivo pero sin bailes en una primera etapa.

Los representantes de los distintos rubros que involucran a los eventos sociales, desde los dueños de los salones, los gastronómicos, hasta los de técnica, los fotógrafos o decoradores están entusiasmados y mañana volverán a tener otra reunión, para afilar el lápiz con los protocolos y la capacitación.

"Ya son más de 120 días de inactividad y la situación es insostenible. El objetivo es reabrir los salones, que tienen capacidad para 300 y hasta 1.000 invitados, pero con un máximo que no supere el 50%, tratando de respetar el distanciamiento. Y a medida que mejoren las condiciones ir avanzando en más habilitaciones", explicó Claudio López, uno de los representantes gastronómicos.

Por cada evento social se movilizan 30 diferentes rubros.

El protocolo es puntilloso y entre sus ítem destaca que usarán mesas de 1,60 metro de diámetro (diseñadas para 10 personas) con no más de 6 comensales; los mozos trabajarán con barbijos o máscaras faciales, sin acercarse a menos de 1,5 metro de los invitados; los cubiertos estarán dentro de bolsas selladas y los platos y copas serán repasadas con alcohol. Las autoridades, contraparte han solicitado que los salones tengan el sello de Establecimiento Seguro y el personal cumpla con diferentes capacitaciones para avanzar en la habilitación.

Si bien por ahora el permiso será sin baile, se espera que de mejorar la situación sanitaria esta restricción sea liberada con el paso del tiempo, explicaron. La posibilidad de tener algún artista de fondo permitirá tratar de suplir esa imposibilidad y que la celebración no sea una simple cena, indicó López.

Este sector es uno de los más retrasados en la flexibilización de actividades y por ende, de los más golpeados. Los cálculos establecen que en un evento social hay 46 trabajadores por cada 100 invitados, desde los mozos, cantineros, al personal de sonido, iluminación, filmación, fotografía, limpieza, seguridad o decoración. De ahí la necesidad de poder volver al ruedo.