Desde hace más de una década, la droga sintética llamada fentanilo comenzó a posicionarse entre las de mayor consumo en países como EEUU y Canadá. De su uso medicinal, al ser considerada uno de los medicamentos más eficaces para controlar el dolor agudo e inducir la sedación, especialmente después de una intervención quirúrgica, pasó a ser una de las drogas más demandadas del mundo que se comercializa por los canales propios del crimen organizado, pero también por medio del comercio electrónico y de la llamada Deep web o dark net conocida como la internet oscura.

El fentanilo es un opioide similar a la morfina, pero entre 50 y 100 por ciento más potente. Se lo obtiene al ser sintetizado químicamente en laboratorio y se lo vende en forma de polvo, vertido en gotas sobre papel secante, en envases de gotas para los ojos o en rociadores nasales o pastillas. Algunos narcotraficantes lo mezclan con otras drogas como heroína, cocaína, metanfetamina y MDMA.

La gran difusión que está adquiriendo se debe a que es barato y tiene un efecto inmediato, poderoso, pero también letal.

En EEUU y Canadá, donde el consumo está aumentando exponencialmente, el fentanilo se ha convertido en un factor de gran preocupación para las autoridades sanitarias y de seguridad. Pero lo más grave de todo es que la distribución y consumo de esta droga amenaza con extenderse al sur del continente americano y la Argentina no escapa de estar en la mira de las organizaciones dedicadas a su comercialización clandestina, como ha quedado demostrado en varios operativos realizados en el país, puntualmente en el conurbano bonaerense.

El consumo desenfrenado y a manera de sobredosis de este opioide puede provocar fallas en la capacidad respiratoria y una reducción del grado de conciencia de los adictos.

Hay que tener en cuenta que el fentanilo es transportado por vía marítima desde China hasta los puertos mexicanos ubicados en la costa del Pacífico. Desde allí los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación llegan, vía terrestre, a los mercados de consumo de Norteamérica.

Hasta ahora en Argentina no resulta muy fácil acceder al fentanilo porque no se vende directamente al público, sino que sus importadores lo comercializan con hospitales y sanatorios. Sin embargo existe el temor de que el tráfico de esta droga se intensifique y comience a circular ilegalmente con similares consecuencia a lo que está ocurriendo en la zona Norte del continente. Ante esta posibilidad las autoridades de las áreas vinculadas al control del narcotráfico deben activar mecanismos efectivos que impidan la distribución y comercialización utilizando todas las herramientas que tienen a disposición. El ingreso del fentanilo al país es una advertencia concreta sobre la que hay que actuar de inmediato evitando que se consoliden los canales de distribución