Típico paisaje de los valles calingastinos e iglesianos en la estación otoñal.

En unos días ingresaremos a la más linda estación en San Juan, el otoño. Y, pese a la situación por todos conocida a nivel global, no dejamos de tener la esperanza de que pronto llegue la solución. Así las cosas, igual debemos seguir trabajando para cuando esta circunstancia sanitaria sea controlada. Es por eso que hablar del otoño en San Juan se puede ofrecer como una provincia con clima y paisaje y que se muestra con mayor identidad en esta estación. Es el ADN de la provincia, comenzando por el oasis de San Juan en el Valle de Tulum, Capital y los departamentos de Ullum y Zonda, Albardón y Angaco el centro de la provincia, regados por un solo río y con un sistema de canales y acequias que llegan a cada uno. En esos sitios la identidad se encuentra en sus calles, doradas por las hojas de los árboles en esta estación climática. Se puede caminar por sus pasillos bañados de sol, mirar y visitar casas y edificios que hablan de su historia, plazas y parques bellísimos por su vegetación que invitan a tomarse un tiempo de goce en ellos. Visitar museos, sitios históricos y culturales, o lugares donde se pueden practicar todo tipo de deportes, tomar un cafecito en la confitería de la esquina o cenar en un típico restaurante o parrillada. Ahí se puede degustar nuestra personalizada "punta de espalda”. Al dirigirse al oeste de la región, se llega a los lagos para disfrutar de la ruta del agua que da vida a San Juan y bellos espacios donde disfrutar un buen día. Si nos vamos al norte nos encontraremos con dos típicos departamentos de zona rural. Me refiero a Jáchal e Iglesia, donde además de sus paisajes, encontramos como datos para reconocer su identidad, las zona de las tradiciones, artesanía, baños termales y reservas donde se pueden observar animales típicos de la región, como el guanaco y la vicuña. Si vamos hacia el oeste cruzando la precordillera, llegando a Calingasta, llama la atención su cielo límpido, la hermosa Luna y las estrellas en directo o en el observatorio Astronómico. Además tomar la rutas históricas del General San Martín y Domingo Faustino Sarmiento. Cerros con colores subyugantes como el Alcázar y el imponente Mercedario para quien desee escalar, y el verdor de su valle, sitio donde se encontraban los manzanales con cuyo fruto se elaboraba la exquisita sidra.

Hacia el Este, Valle Fértil, su identidad nos marca una ruta a través del tiempo con los dinosaurios y formaciones que nos hacen admirarlas como producto de la naturaleza y el tiempo.

Hacia el Sur, departamentos Sarmiento y 25 de Mayo, que nos ofrecen lo que la tierra produce, se transforma en muy buenos productos que son industrializados en el sitio, en bodegas y establecimientos de dulces. Y además el espacio de los últimos huarpes como son las lagunas de Guanacache. En toda la zona se pueden observar plantas naturales como el junco y la totora que dio origen a un producto artesanal que fue y es utilizado, como el sombrero tanto de palma como de totora y los canastos para transportar productos.

En cada sitio se encuentra siempre el sanjuanino dispuesto a atenderlos y ofrecer sus servicios y productos y atención personalizada y sin apuro, siempre sonriendo. En toda la provincia su ADN está presente como en la palma de la mano, cinco rutas con identidad en cada una de ellas, que como en la mano que te invita a pasar que están integradas en su palma desarrollando cada uno de los cinco sentidos en cada sitio, oler, palpar, escuchar, saborear, tocar. La identidad de San Juan y su gente, la mejor carta de presentación para el mundo.

 

Por María Teresa Forradellas
Licenciada en Turismo
Especialista en Turismo Cultural