
Por lo general en junio siempre hablamos de la fundación de San Juan o San Juan de la Frontera, nombre dado por su fundador Juan Jufré de Loaisa (Loaysa en español antiguo) y Montesa el 13 de junio de 1562. Pero también debemos recordar nuestras "verdaderas raíces" que no solo son las del "conquistador español" sino también de la "mezcla" de este con los habitantes de estas tierras a su llegada. El primer matrimonio que oficialmente se conoce es el de la hija del Cacique Angacao o Angaco (Cacique es el nombre dado por los españoles a los diferentes jefes tribales), quien junto con los Caciques Pismanta y Huazihul eran los dominantes de estas tierras.
MEZCLA DE ESPAÑOL CON LA ETNIA HUARPE
Juan Jufré decide cambiar el emplazamiento del fuerte por temor a las crecientes del río, que lo denominaban Potú (hoy río San Juan), el traslado se hace a la margen derecha, pero considerando la cantidad de indígenas, se llega a concretar la unión del Cacique con su segundo, el Capitán, Don Eugenio de Mallea, para concretar esto se deben cumplir una serie de requisitos: uno de ellos era que no podía casarse un noble con una plebeya. En virtud de ello, el Rey Felipe II, le da al Cacique Angaco un título de nobleza que es el de "Don" y le asignan el nombre de "Juan Huarpes de Angaco" para él y toda su descendencia.
El otro requisito era que se tenía que convertir al cristianismo y es así que a su hija le ponen el nombre de Teresa y de Apellido "Ascensio", por ser bautizada el día de la Ascensión del Señor, naciendo así la primera descendencia criolla o mestizaje.
Según Narciso Binayán Carmona en su "Historia Genealógica Argentina", fue Sarmiento en su libro "Recuerdos de Provincia" el primero en afirmar por escrito que doña Teresa era "hija del cacique de Angaco". Sin embargo, otros estudiosos como Albarracín y Josefina Aubone Deheza de Ossa sostienen que Teresa Ascencio era una noble española. Lo cierto es que la mezcla del español con la etnia Huarpe se produjo igual por razones de compartir el mismo hábitat.
LA LENGUA DE LAS ETNIAS
Asentados en el Valle de Tucuma o Tulum (nombres huarpes de estos parajes), habitaban los Huarpes Allentiac y al sur de las lagunas de Guanacache o Huanacache, hoy Mendoza, vivían los Huarpes Millcayac, se diferenciaban esta etnia Huarpe, básicamente por su lengua, hoy ya extinta, siendo la única documentación la de Luis de Valdivia, quien fuera un misionero Jesuita español, en el siglo XVI.
Según Domingo Faustino Sarmiento, en su libro "Recuerdos de provincia", los describe así y aclarando que el texto está escrito por Sarmiento que desde la segunda mitad del siglo XIX intentó crear una ortografía del español basada en la pronunciación de las letras y el español antiguo, no estaba regido aún por la Real Academia Española de las letras:
– "Grande y numerosa era sin duda la nación de los huarpes que habitó los valles de Tulun, Mogna, Jáchal y las llanuras de Guanacache. La tierra estaba en el momento de la Conquista "muy poblada de naturales" dice la probanza (…).
GRAMÁTICA EN EL IDIOMA HUARPE
El historiador Ovalle, que visitó el Cuyo sesenta años después, habla de una gramática y de un libro de oraciones cristianas en el idioma huarpe, de que no quedan entre nosotros más vestigios que los nombres citados, Puyuta, nombre de un barrio, Angaco, Vicuña, Villicun, Guanacache, y otros pocos (…).
CIUDADES HUARPES
Los Huarpes tenían ciudades. Consérvanse sus ruinas en los valles de la cordillera. Cerca de Calingasta, en una llanura espaciosa subsisten más de quinientas casas de forma circular, con atrios hacia el Oriente todas, diseminadas en desorden y figurando en su planta, trompas, de aquellas que nuestros campesinos tocan haciendo vibrar con el dedo una lengüeta de acero.
En Valle del Zonda en el Cerro Blanco hay las piedras pintadas, vestigios rudos de ensayos en las bellas artes; perfiles de guanacos y otros animales, plantas humanas talladas en la piedra, cual si se hubiese estampado el rastro sobre arcilla blanca. Los médanos y promontorios de tierra suelen dejar escapar de sus flancos, pintadas cántaras de barro, llenas de maíz carbonizado que las viejas sirvientes creen que es oro, encantado para burlar la codicia de los blancos (…)
Hoy, aquellos de piel cobriza, delgados, de cara con bello, cabello negro "tupido" y muchas veces de ojos color claros, somos los descendientes de esta "noble estirpe" que desde 1562, habita nuestra querida tierra sanjuanina.
"Quien no conoce su pasado, no sabe vivir el presente ni proyectarse en el futuro".
- Caza y pesca como forma de vida
Vivían aquellos pueblos de la pesca en las lagunas de Guanacache, en cuyas orillas permanecen aún reunidos y sin mezclarse sus descendientes los laguneros; de la siembra del maíz sin duda en Tulun, hoy San Juan, según lo deja sospechar un canal borrado, pero discernible, aunque sale desde el Albardón, y puede llevar hasta Caucete las aguas del río.
Últimamente hacia las cordilleras se alimentaban de la caza de las vicuñas, que pacen en manadas a gramilla de los faldeos. Hasta hoy se conservan tradicionalmente las leyes y formalidades de la gran cacería nacional que practicaban los huarpes todos los años. Nada se ha alterado en las costumbres huarpes sino la introducción del caballo".
Jorge Reinoso Rivera
Periodista – Historiador
