Los clásicos tienen ese sabor especial que los hacen inolvidables. Siempre hay algo por qué ganarlos y en este pobre presente de San Martín, los caprichos del fútbol le entregaron la chance de ser el juez del destino de Independiente Rivadavia de Mendoza en la última fecha de la Primera Nacional donde La Lepra tiene ilusiones de llegar a pelear por el primer ascenso y, además, por asegurar su lugar en el reducido. Un partido donde San Martín tiene todo por ganar y nada para perder tras una temporada que se fue desdibujando y que lo terminó dejando sin nada. Por eso, el premio consuelo puede que sea convertirse en el verdugo de un Independiente que fue creciendo y que hoy está cerca, a sólo dos puntos, de quedarse con ese primer lugar y entrar en la finalísima por un ascenso a Primera.
No es un partido más. Por historia y por presente, San Martín-Independiente promete entregar todo ese voltaje futbolístico y emotivo que los clásicos generan. El Verdinegro llega tocado tras la polémica por el partido perdido ante Barracas Central que se llevó a Francisco Álvarez por expulsión, mientras que Maximiliano González es ausencia segura por una molestia en una de sus rodillas y con Ezequiel Rescaldani nada está dicho. Con ese panorama, el técnico Villalba trató de rearmar la mejor versión de San Martín para esta despedida. Por Álvarez, en defensa, Facundo Onraita sería reemplazo, trasladando a Prósperi a primer central. En el medio, sin Maxi González, la plaza de volante central será de Juan Requena, mientras que con las dudas de Rescaldani, se le abren las opciones de seguir como titular a Franco Aguirre. No hay mucho más en este presente de San Martín que con 38 puntos está en la posición 12, demasiado lejos de todo lo que se esperaba.

En La Lepra de Mendoza todo es a ganador. Su entrenador Gabriel Gómez sabe que lo único que le sirve es ganar y esperar el destino de Barracas Central y de Ferro para tratar de ser primero en la Zona B. Pero si así no fuera, los tres puntos le servirán para asegurar su plaza en el Reducido. En síntesis, Independiente necesita el triunfo pero a San Martín, el traje de verdugo no le disgusta para nada. Una chance para terminar dignamente un año que se fue desdibujando, quedando en el camino todas las ilusiones del regreso a Primera que no pudo ser y que el Pueblo Viejo añora.
