Hoy, 19 de marzo, se cumple un año de la publicación de la exhortación apostólica "Gaudete et exsultate”, del Papa Francisco, sobre el llamado a la santidad en el mundo actual. ¿Por qué Francisco, a cinco años de su elección, ha decidido publicar un documento sobre la santidad? A mi entender, el Papa lanza a la humanidad el mensaje esencial de la vida cristiana, que, en las palabras de san Ignacio de Loyola, es "buscar y encontrar a Dios en todas las cosas”. Este es el corazón de toda reforma, personal y eclesial: poner en el centro a Dios. Francisco indica que su "humilde objetivo es hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades”, a fin de que "toda la Iglesia se dedique a promover el deseo de la santidad”.
"Deja que todo esté abierto a Dios y para ello opta por él, elige a Dios una y otra vez. No te desalientes, porque tienes la fuerza del Espíritu Santo para que sea posible, y la santidad, en el fondo, es el fruto del Espíritu Santo en tu vida”. (Papa Francisco)
En efecto, el Catecismo nos enseña que "Dios nos ha puesto en el mundo para conocerle, amarle y servirle, y así ir al Cielo”. Como hijos de Dios que somos, nuestra Patria definitiva, nuestro fin último, es alcanzar la gloria eterna que Dios nos ha preparado desde toda la eternidad, para participar del gozo y la bienaventuranza de la Santísima Trinidad, junto a los ángeles y a todos los santos, para siempre. De manera que fuimos creados por Dios para ser santos. Porque la santidad es para todos. Todos pueden lograr la santidad, si quisieran, en la medida y grado que les es dado por Dios y en el estado de vida donde haya querido colocarles. También nosotros, cristianos laicos del siglo XXI, somos llamados a la santidad. Como expresa Francisco: "Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada. En realidad, desde las primeras páginas de la Biblia está presente, de diversas maneras, el llamado a la santidad. Porque a cada uno de nosotros el Señor nos eligió "para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor” (Efesios 1:4).
El Magisterio de la Iglesia, en estos últimos tiempos, ha señalado reiteradamente el llamado a la santidad en el mundo actual. El Concilio Vaticano II dedicó todo el capítulo V de su documento principal la constitución sobre la Iglesia Lumen gentium – al tema de la vocación universal de los bautizados a la santidad. El Papa Francisco dice: "Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra.
Por Ricardo Sánchez Recio
Orientador familiar, Bioquímico legista Policía de San Juan, Profesor.
