Domingo Faustino Sarmiento tuvo desde un principio la idea de impulsar en el país un cambio social para alcanzar el progreso económico. Sostenía que había que llevar para adelante el compromiso de educar al soberano como una forma de promover el bienestar general, ya que en base a la educación se alcanzaría todos los demás objetivos que se planteaban en ese entonces. El tema es que a 135 años de la muerte de nuestro máximo prócer el ideario de Sarmiento sigue vigente en la medida que nuestro país sigue necesitando fortalecer su educación como base de solución a muchos de los problemas que se afrontan actualmente, incluido el económico y financiero.

Sarmiento tenía soluciones para la mayoría de los problemas y eso es lo que lo hace tan grande. Su pensamiento, sus textos y su obra política y educativa fueron tan significativas que hasta ahora hay testimonios palpables de sus realizaciones. Los estudiosos de la vida y obra del Gran Maestro señalan que el país, en esa época afrontaban situaciones similares a las que existen actualmente, propias de una nación que recién comenzaba a vivir sus primeros años de vida institucional. Sarmiento no solo debía consolidar la nación como tal, sino también promover su crecimiento y desarrollo económico y social a través de acciones que tuvieran a la sociedad como figura ineludible. Fue para esto que se focalizó en la educación porque estaba convencido de que educando a la gente, grandes y chicos, lograría que la Argentina fuera auténticamente un país libre y soberano.

Todo este proceder ha quedado plasmado en cientos de libros. Los textos del Gran Maestro iluminan no solo aspectos del pasado sino que también alumbran problemas candentes de la actualidad relativos a la política, a la lucha contra la intolerancia y la ceguera en materia de educación. Además de su excelente focalización respecto de los principales problemas que afrontaba el país, Sarmiento tuvo la satisfacción de que se le reconociera por su talento literario. Hasta la fecha de hoy se dice que el itinerario de las letras argentinas tuvieron su origen en la obra de Sarmiento, lo mismo que otras grandes ideas y producciones. Tras su muerte en 1888, y durante el siglo pasado, prácticamente todos los escritores argentinos manifestaron su admiración por el sanjuanino. Su legado literario ha quedado plasmado en 61 libros que escribió, entre ellos Facundo, Recuerdos de Provincia, Viajes, Civilización y Barbarie y Argirópolis, entre otros. Cada uno de ellos contienen conceptos que pueden ser aplicados hasta ahora en la solución de los numerosos problemas que tiene el país. Un aporte valioso que Sarmiento nos sigue haciendo y que motiva a decir que este gran prócer sigue vivo entre nosotros ofreciéndonos ideas y soluciones.